Indonesia: ¿Suspender un movimiento islamista?

El Gobierno se interroga

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ROMA, miércoles, 4 junio 2008 (ZENIT.org).- En Indonesia, el Gobierno se interroga sobre la oportunidad de suspender un movimiento islamista, informa «Eglises d’Asie», la agencia de las Misiones Extranjeras de París (EDA). 

Tras una manifestación por la libertad religiosa en Indonesia, perturbada de manera violenta por militantes del Frente de los Defensores del Islam, una organización islamista activa en Yakarta y en su región, el presidente de la República Susilo Bambang Yudhoyono ha reaccionado vivamente. No sólo ha comunicado públicamente su desaprobación ante las actuaciones del Frente, sino que ha prometido «medidas firmes» y «sanciones» contra los autores de las violencias. 

A raíz de una reunión mantenida el 2 de junio en los despachos de la Presidencia de la República, el ministro de Asuntos Políticos, Jurídicos y de Seguridad Widodo Adi Sucipto, declaró que el Gobierno reflexionaba sobre una solución jurídica. «No debemos considerar que se trate de un simple problema de violencia; los actos cometidos (por el Frente) pueden empañar la civilización de este país», precisó, añadiendo que el asunto será tratado «en un estricto plan jurídico». Para actuar contra el Frente de los Defensores del Islam, el Gobierno pensaba recurrir a una ley de 1985 que autoriza la suspensión de organizaciones de masa, precisó.

Basándose en esta ley de 1985 (que data del régimen Suharto), el Gobierno puede congelar las actividades de la oficina central de una organización de masas, en el caso de que se cometa un acto contrario al orden y a la seguridad pública, si esta organización recibe ayuda del extranjero sin que el Gobierno indonesio la consienta, o aún si esta organización sostiene a extranjeros o a organizaciones extranjeras susceptibles de actuar contra el interés nacional. En la hipótesis de que la citada organización prosiga sus actividades ilegales, la ley autoriza al Gobierno a disolverla, proceso que debe ser confirmado por una decisión del Tribunal Supremo. 

La víspera, el domingo 1 de junio, un centenar de militantes de la Alianza Nacional para la Libertad de Religión y de Creencia (AKKBB) se habían reunido en la plaza de Monas para conmemorar el 63 aniversario del Pancasila, el pacto nacional en el se fundamenta la Indonesia independiente, y, más concretamente, para defender el derecho de los ahmadiyas (corriente disidente del Islam) a vivir en paz en Indonesia. Su manifestación pacífica fue interrumpida por unos 500 militantes del Frente de los Defensores del Islam, armados con bastones; los islamistas dejaron 34 heridos. 

El Frente (Front Pembela Islam), que se dió a conocer por sus acciones, eventualmente violentas, para velar por el respeto de los preceptos de la ley islámica, ha hecho de la lucha contra los ahmadiyas, considerados por ellos como renegados del verdadero Islam, su caballo de batalla. El 2 de junio, en una rueda de prensa en Yakarta, su jefe, Habib Rizieq Shihab, declaró haber «ordenado a todos los miembros de las fuerzas islámicas prepararse para la guerra contra los ahmadiyas». «No aceptaremos jamás el arresto de un solo miembro de nuestro grupo mientras el Gobierno no pronuncie la disolución de los ahmadiyas. Combatiremos hasta la última gota de nuestra sangre», afirmó. 

La tensión fue en aumento y, el martes 2 de junio, en Jogyakarta, miembros de la Nahdlatul Ulama, la principal organización musulmana de masas del país, intercambiaron puñetazos  con los miembros del FPI. En otras ciudades de Java, se reunieron multitudes delante de las oficinas del FPI para denunciar las actuaciones del movimiento islamista. La Nahdlatul Ulama, mantenedora de un islam moderado, se pronunció contra los ahmadiyas, pero denunció las acciones violentas perpetradas contra los fieles de esta corriente disidente del Islam; desde los incidentes del 1 de junio en Yakarta, el jefe del FPI ha mantenido intenciones de destitución contra ‘Gus Dur’, antiguo presidente de la República (1999-2001)y antiguo jefe de la Nahdlatul Ulama. 

En cuanto a la cuestión de saber si los ahmadiyas pueden o no vivir libremente su fe en Indonesia, el Gobierno parece poco dispuesto a tomar postura. Bajo la doble presión de los islamistas y de los defensores de la libertad religiosa, parece dudar sobre la conducta a adoptar. Un decreto confirmando o, por el contrario, limitando el margen de maniobra de los ahmadiyas está en preparación desde hace varias semanas, pero, tal como precisó Widodo Adi Sucipto en su rueda de prensa el 2 de junio, el texto de este decreto «está en curso de finalización en los ministerios de Asuntos Religiosos, de Justicia y de Interior». 

Traducido del francés por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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