Irak, ¿la guerra es ineluctable?

Declaración del Consejo permanente de la Conferencia Episcopal de Francia

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PARÍS, 20 octubre 2002 (ZENIT.org).- Presentamos la «Declaración» publicada por el Comité permanente de la Conferencia Episcopal de Francia ante una posible operación militar en las circunstancias actuales contra Irak.

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El contexto de violencia en el que nos sumergen los atentados en las diferentes partes del mundo nos lleva a reafirmar que el respeto de toda vida humana es la condición de la paz.

Ante la eventualidad de operaciones militares desencadenadas por los Estados Unidos contra Irak, nuestra misión consiste en recordar que para superar las diferencias entre las naciones, la guerra no sería considerada como un medio cualquiera, que podría escogerse en función de consideraciones de interés o de oportunidad.

Para la Carta de las Naciones Unidas, así como para la tradición ética católica, todo recurso a la violencia de las armas, aunque tenga un objetivo deseable para el bien común, constituye una decisión tan grave que sólo puede tomarse como última posibilidad, y sólo después de haber reunido condiciones muy estrictas.

En estos momentos, las informaciones disponibles no permiten afirmar que se reúnan estas condiciones –tal y como las encontramos resumidas en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2309)–. Nosotros compartimos estos sentimientos con las conferencias episcopales que se han expresado sobre esta cuestión y con el observador de la Santa Sede ante la ONU.

El régimen iraquí, por más condenable que sea por sus violaciones de los derechos del hombre en el interior y del derecho internacional al exterior, ¿constituye una amenaza urgente e inmediata para constituir un caso evidente de legítima defensa? Si constituye una amenaza real, ¿no se deben poner en la práctica todos los demás medios no militares para descartarla?

Las consecuencias de esta «aventura sin retorno», como es el caso de toda guerra, son preocupantes: un enfrentamiento entre un país árabe y los Estados Unidos reforzaría la argumentación de los ideólogos del islamismo radical para atizar la hostilidad de las masas desamparadas y desinformadas contra «Occidente» (identificado de manera abusiva con Estados Unidos) y sus valores de democracia y tolerancia. Una guerra ampliaría la fisura ya cavada entre nuestros pueblos y los de la región, donde contamos con numerosos hermanos en Cristo, fisura que hace más profundo el sentimiento de que las grandes potencias utilizan «dos medidas de peso» para hacer aplicar las resoluciones de la ONU en la región. Nunca como ahora la justicia es el fundamento y la condición de la paz.

El presidente: monseñor Jean-Pierre RICARD; el vicepresidente: monseñor Georges PONTIER, cardenal Jean-Marie LUSTIGER, monseñor Bernard-Nicolas AUBERTIN, monseñor Louis DUFAUX, monseñor Bernard HOUSSET, monseñor François-Xavier LOIZEAU, monseñor Yves PATENÔTRE, monseñor Michel POLLIEN, monseñor Albert ROUET, monseñor Georges SOUBRIER, monseñor Guy THOMAZEAU.

[Traducción del original francés realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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