Irak no está preparado para una democracia directa, constatan voces católicas

Declaraciones del arzobispo Sako y del representante de Caritas Alemania en el país

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ROMA, miércoles, 21 enero 2004 (ZENIT.org).- La población iraquí todavía no está preparada para el ejercicio de la democracia, por lo que necesita la ayuda de la comunidad internacional, constatan representantes católicos.

Monseñor Louis Sako, de 56 años, arzobispo de los Caldeos de Kirkuk, ha comentado las declaraciones del ayatolá chií Alí al-Sistani, en manifestaciones celebradas hace dos días en Bagdad, en las que exigía elecciones inmediatas.

El arzobispo aclara ante todo, en una entrevista concedida a la agencia Asia News, del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras, que siente aprecio por el ayatolá, «persona muy estimada por todos».

«Pero tenemos que ser realistas –añade–: su petición de celebrar elecciones en dos meses es imposible. Hay que contentarse con lo que se puede realizar. El pueblo iraquí todavía no está preparado, tiene que ser preparado, tiene que asimilar la democracia, tiene que aprender a respetar y a aceptar al otro: todo esto no se puede hacer en uno o dos días».

«Detrás de estas peticiones imposibles hay presiones del extranjero, que no tienen en cuenta la situación interna y las auténticas necesidades de la gente», añade.

El prelado, tras subrayar la difícil situación económica y la falta de servicios que sigue padeciendo la población, que ya «no se contenta de promesas», hace un llamado para pedir la ayuda de la comunidad internacional y, en particular de los países árabes.

En esta semana se encuentra en el Vaticano Karl Amman, representante de Cáritas Alemania en Irak, para participar en la asamblea de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO), institución coordinada por la Santa Sede que busca ayudar a los católicos en ese país.

En declaraciones a «Radio Vaticano» también expresa su perplejidad ante la propuesta de elecciones directas.

En caso de elecciones, reconoce, «se da la posibilidad de que suba al poder un gobierno laico; o también podría surgir una mayoría de votos musulmanes, favoreciendo una legislatura modelada por la «sharia» musulmana» (la ley islámica).

Karl Amman concluye constatando que la Iglesia en el país «pide que la comunidad internacional haga todo lo que puede para asegurar que el desarrollo económico y político de Irak esté al servicio de todos los grupos étnicos y religiosos de Irak».

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ZENIT Staff

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