BAGDAD, martes, 9 noviembre 2004 (ZENIT.org).- El nuncio apostólico en Irak, el arzobispo Fernando Filoni, ha confirmado los atentados de este lunes perpetrados cerca de iglesias cristianas en el suroeste de Bagdad, en los que han muerto tres personas y otras 45 han resultado heridas.
Ocurridas por la tarde, las explosiones –una probablemente por coche-bomba, la otra por un artefacto– en el distrito de Dora «han golpeado la iglesia de los siro-ortodoxos» «y la iglesia nestoriana de San Mateo» –explicó por su parte el patriarca caldeo Emmanuel Delly–; «uno de estos atentados ha implicado una tercera iglesia caldea que ha resultado dañada por la deflagración».
Seriamente afectada ha resultado la iglesia siro-ortodoxa, si bien no se produjeron víctimas en su interior. Igualmente ha resultado dañada la casa de las «Pequeñas Hermanas de Jesús» de Charles de Foucauld. Aún se desconocen más detalles de las consecuencias del atentado cerca de la iglesia nestoriana.
Fuentes sanitarias iraquíes citadas por la prensa internacional apuntan que las explosiones han causado tres muertos y 45 heridos.
«No puedo confirmar este balance: hemos sabido que dentro de las iglesias no ha habido víctimas, pero no podemos excluir que puedan haberse producido en los alrededores», explicó monseñor Filoni a la agencia misionera «Misna».
Monseñor Emmanuel Delly manifestó profunda tristeza al relatar el nuevo episodio de violencia sufrido por la comunidad cristiana iraquí y expresó a «AsiaNews» su temor de que estos actos vayan en aumento.
«La violencia ha crecido. Debemos estar atentos, porque es probable que se repitan otros episodios similares de violencia. Toda la población tiene miedo, porque cuando una bomba estalla no hace distinción y destruye todo lo que está en un radio de un kilómetro», reconoció.
Respecto a los autores de estos crímenes, el patriarca caldeo invita al perdón: «El Señor nos ha enseñado a perdonar, así que oro por ellos». «Cristo nos ha enseñado a perdonar a los enemigos, así que debemos ser cristianos auténticos, no sólo de nombre», apuntó.
«El gobierno quiere el bien de los iraquíes y quiere combatir a los terroristas. Son los terroristas, llegados de fuera, quienes combaten y difunden violencia en el país –explicó el patriarca–. Hay personas que quieren el bien de Irak, pero ¿qué pueden hacer contra personas que no tiene miedo de Dios?».
En su opinión, con «la confianza y el apoyo del Señor» «debemos ser optimistas porque queremos el bien de nuestro país», y «debemos permanecer en Irak para traer la verdadera paz. Esta es nuestra fe y nuestra esperanza».
«Estamos convencidos de que esta tormenta pasará y nos ponemos en manos de la Virgen, para que nos ayude en este momento tan difícil», recalcó monseñor Delly.
Los cristianos en Irak son en total unos 800.000: el 3% de la población, divididos sobre todo entre católicos y ortodoxos. Los más numerosos, los caldeos, unidos a Roma, representan el 70% de los cristianos.
El pasado octubre, cinco bombas estallaron contra cinco iglesias en Bagdad (Cf. Zenit, 18 de octubre de 2004). Los ataques contra iglesias cristianas comenzaron en agosto, cuando fueron golpeadas cuatro iglesias de la capital iraquí y una en Mosul, matando a once personas y provocando decenas de heridos.
El lunes pasado, horas después de que las víctimas de las últimas explosiones cerca de las iglesias cristianas de Bagdad fueran llevadas al Hospital Al Yarmuk, el servicio de urgencias de dicho centro sanitario fue objetivo de un ataque suicida que se cobró la vida de al menos otras trece personas y dejó heridas a unas sesenta.
