Irak: Piden un elevado rescate a cambio de un nuevo sacerdote secuestrado

El obispo auxiliar caldeo de la capital iraquí pide oraciones por su liberación

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BAGDAD, lunes, 21 mayo 2007 (ZENIT.org).- El Patriarcado caldeo de Bagdad se enfrenta al nuevo secuestro de otro de sus sacerdotes y a una desorbitada petición de rescate para su liberación.

Este lunes, el obispo auxiliar caldeo de la capital iraquí, monseñor Shlemon Warduni, ha confirmado al servicio de información «Sir» del episcopado italiano: «Hablé con el padre Nawzat P. Hanna ayer por la tarde por teléfono. Está vivo. No puedo decir más. En esta fase hay que ser muy prudentes».

«Se ha pedido un rescate muy elevado, que no entra en nuestras posibilidades -añadió-. Estamos, en cualquier caso intentando obtener su liberación. Y rezamos para que todo termine pronto y felizmente».

Párroco de la iglesia de Mar Pithion, en el barrio de al-Baladiyat, el sábado el sacerdote salía de la casa de un enfermo, al que había visitado, cuando fue detenido por personas que le estaban esperando, informó enseguida la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it».

Esta nueva agresión es una muestra más de las graves dificultades en las que se encuentran los cristianos iraquíes en su propio país.

Persecución anti-cristiana

«Es hora de decir basta; nuestro grito no lo oye el gobierno ni los aliados. Les hemos pedido, sin éxito, puestos de control para vigilar algunas zonas de la ciudad donde se registran las peores violencias contra los cristianos», denuncia el obispo Warduni en «Sir».

«Y mientras tanto prosigue la persecución en nuestro perjuicio, porque es de persecución de lo que se debe hablar», recalca.

«Tenemos la sensación de poder ser secuestrados o asesinados de un momento a otro, día y noche -alerta-. Los cristianos son obligados a convertirse al Islam, a abandonar sus casas, a ceder a sus hijas a musulmanes, a pagar un impuesto de protección, bajo pena de muerte».

Sigue monseñor Warduni: «Antes no sucedía; ahora estamos en grandes dificultades. Y esto sin que nadie se oponga ni nos defienda. Estamos en Irak desde hace más de dos mil años y como cristianos hemos trabajado por esta tierra, hemos dado fuerzas y sangre por su unidad. ¿Por qué todo ahora este odio?».

Este lunes la agencia del PIME se suma a la denuncia por el amplio contexto de violencia e intimidación contra la comunidad cristiana de la capital iraquí, donde grupos integristas -asegura- están llevando a cabo una campaña de «limpieza» puerta a puerta, de barrio en barrio.

En la zona histórica de los cristianos, Dora, la mayor parte de las iglesias ya están cerradas, las familias han huido, importantes instituciones católicas han sido trasladadas al norte y, tras numerosos secuestros de sacerdotes o religiosos, el Patriarcado se ve obligado a enviar a muchos al extranjero.

La agencia del PIME citó, el sábado, fuentes que debe mantener en el anonimato por seguridad: «Secuestrando a otro sacerdote -advierten- los criminales matan dos pájaros de un tiro: buscan enriquecerse y al mismo tiempo, tras liberar al rehén, obligan al Patriarcado a trasladarle al extranjero y dan un aviso fuerte a toda la comunidad».

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ZENIT Staff

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