Irak y expulsiones de Rusia: El Vaticano convoca a embajadores de la OSCE

La Santa Sede expone sus reivindicaciones para la Constitución europea

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CIUDAD DEL VATICANO, 19 septiembre 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha convocado a los embajadores de los países que forman parte de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para exponerles la posición vaticana sobre temas candentes como la cuestión de Irak o la expulsión de sacerdotes católicos en Rusia.

Según ha podido saber Zenit de fuentes diplomáticas, en el encuentro, el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario para las relaciones con los Estados, expresó también las peticiones de Juan Pablo II para la fase constituyente europea, así como la posición de la Iglesia sobre desarrollo, tras la cumbre de Johannesburgo.

Al encuentro, que tuvo lugar el pasado lunes, fueron invitados los 55 los embajadores de los países de la OSCE ante el Vaticano (aunque algunos de ellos no pudieron asistir, pues tienen su residencia fuera de Italia). Entre ellos, estaban presentes los representantes de la Federación Rusa y de Estados Unidos ante la Santa Sede.

En su edición de este jueves, el diario italiano «Il Corriere della Sera» confirma las tres orientaciones fundamentales que ofreció monseñor Tauran ante una posible operación militar contra Irak.

Una guerra preventiva no es el «medio adecuado» para eliminar la amenaza que constituyen las armas iraquíes y para hacer «madurar» una paz verdadera –dijo según el diario–; un eventual «recurso a la fuerza» debería ser decidido en el marco de las Naciones Unidas; una decisión así debe tener en cuenta las consecuencias para la población civil.

Este tipo de convocaciones de la Santa Sede a embajadores de una asociación regional particular son totalmente excepcionales, la última había tenido lugar en marzo de 1999, cuando el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, reunió a representantes de la OTAN y del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir la crisis en los Balcanes.

Por lo que se refiere a la eventual Constitución europea, el prelado francés recordó las peticiones de Juan Pablo II para que ésta tenga en cuenta el papel que ha ejercido y ejerce la religión en la forja del continente.

El Papa había denunciado el 10 de enero pasado la ausencia de representantes de las comunidades de creyentes en la Convención Europea, foro político y civil encargado de proponer las reformas instituciones de la Unión.

El arzobispo Tauran puso sobre la mesa la cuestión de la oleada de expulsiones de sacerdotes católicos, entre quienes se encuentra el obispo de Siberia oriental y cinco presbíteros. Un comunicado de prensa de la Santa Sede, firmado por su portavoz Joaquín Navarro-Valls, había aludido en días pasados a una «auténtica persecución religiosa».

Por último, el «ministro» de Asuntos Exteriores –como es conocido familiarmente por los embajadores– manifestó la satisfacción de la Santa Sede por el «compromiso» asumido en la Cumbre de Johannesburgo sobre desarrollo sostenible, celebrada a finales de agosto e inicios de septiembre.

La Santa Sede ha deplorado que en los principios fundamentales no se haya colocado al ser humano en el centro de desarrollo. La Conferencia, sin embargo, no aceptó las pretensiones de delegaciones que querían hacer de la promoción del aborto parte integrante del Plan de Acción para el desarrollo.

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ZENIT Staff

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