Irán: cuenta atrás para las elecciones

ROMA (Redacción central), 2 junio 2001 (ZENIT.org).- Faltaba menos de una semana para las elecciones presidenciales del 8 de junio, cuando el presidente de Irán, Mohamed Jatami, hacía el pasado lunes su única manifestación pública, lanzando un mensaje de moderación que aparentemente en desacuerdo con los partidarios de las reformas que le apoyan, pero que más probablemente busca dar seguridades a sus opositores conservadores.

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Durante su mitin electoral, según el «Financial Times» del 29 de mayo, Jatami dijo que su objetivo es una democracia religiosa en el marco de la Revolución islámica. «La táctica y estrategia es la moderación y la prevención del extremismo, y las reformas en todos los campos».

La estrategia electoral de Jatami, dijo un portavoz, es mantener la calma a toda costa, incluso a expensas de perder votos, sabiendo que la victoria es cierta frente a los otros nueve candidatos, ninguno de los cuales son figuras políticas de relieve.

Según un informe de «Associated Press» del 29 de mayo, los iraníes de la línea dura tienen pocas esperanzas de desplazar al presidente Jatami en las elecciones de la próxima semana, y en cambio parece que han optado por una estrategia de al menos ir frenándole.

Mientras tanto, Jatami necesita más que una simple victoria el 8 de junio. Le hace falta una abrumadora muestra de apoyo para revitalizar su programa de cambio democrático, que los partidarios de la línea dura han bloqueado con una campaña de detenciones y cierres de periódicos reformistas.

El Presidente es un clérigo moderado que llegó al poder en una aplastante elección en 1997. La participación en la votación se estimó en un 90% y Jatami obtuvo unos 20 millones de votos frente a los 7 millones de Nateq-Nouri.

Los oponentes más destacados de Jatami son el ministro de Defensa Ali Shamkhani, el ex ministro de los Servicios Secretos Ali Fallahian, y el ex ministro de Trabajo Ahmad Tavakoli, un economista conservador que fue segundo en 1993 contra el presidente Hashemi Rafsanjani.

Dificultades de la reforma

El Presidente ha tratado de ofrecer más libertades políticas y sociales, despertando las acusaciones de la línea dura de que está traicionando la Revolución islámica de 1979. Pero su éxito ha sido escaso porque tiene poco poder ejecutivo, y contemplaba incapaz cómo el año pasado los jueces de la línea dura cerraban unas 40 publicaciones pro-democracia y encarcelaban a periodistas, escritores y activistas políticos.

Según explica un artículo de «Newsweek» del 14 de mayo, el interrogante es si, incluso ganando, Jatami puede poner en marcha el «sistema democrático dentro de un marco religioso» que promete.

El éxito de Jatami depende en gran parte de un grupo de ex radicales que actúa no sólo como tropas de choque del movimiento reformista de Irán, sino también como su grupo de expertos.

Paradójicamente, muchos de ellos son los mismos que suprimieron a la oposición política y a los «elementos antirrevolucionarios» del inicio de la revolución. Son los antiguos líderes del asalto a la Embajada de Estados Unidos en 1979, los Guardias Revolucionarios, y funcionarios de los servicios secretos, con larga experiencia en las guerras del régimen dentro y fuera del país.

Uno de los ex revolucionarios, convertido en reformador moderado, es Abbas Abdi, uno de los tres estudiantes y cerebros de la toma de la embajada. Como indica el «National Post» del 28 de mayo, es ahora uno de los periodistas líderes en Irán y un alto consejero de Jatami. Abdi es un columnista fogoso que realiza cruzadas contra los partidarios islámicos de la línea dura. Hace tres años, su nombre apareció en una lista negra de reformadores destapada por un periódico, ahora prohibido, en una revelación que acusaba a un escuadrón de la muerte del ministro de los Servicios Secretos de ser el responsable de los asesinatos de cinco intelectuales y periodistas.

Aunque los reformadores han barrido en las elecciones parlamentarias de los últimos años, esto ha puesto a punto una reacción conservadora en la que incluso periodistas con impecables «credenciales revolucionarias» han sido encerrados y muchas publicaciones todavía están clausuradas. Se han impuesto determinados tiempos de prisión a editores que han publicado fotografías de antiguas danzas folklóricas en un parque bajo el cargo de promover la inmoralidad.

El poder de los conservadores, según un análisis del «Washington Post» del 26 de mayo, reside en su control del aspecto islámico del Estado. La constitución requiere que cada aspecto de la vida se conforme a los principios islámicos. Así, aunque los reformadores han ganado en torno al 70% de los votos en las últimas tres elecciones y controlan los puestos elegibles del Gobierno, los conservadores reclaman que tienen un mandato divino para gobernar.

Además, los conservadores controlan las instituciones clave cuyos miembros son nombrados por el líder religioso supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei. Entre ellas se incluyen las judiciales, militares y los servicios de seguridad, los medios de comunicación estatales y los doce hombres del Consejo de los Guardianes, un organismo que revisa todas las leyes aprobadas por el Parlamento para asegurar que se ajusten a criterios islámicos.

El Consejo de los Guardianes ha vetado numerosas leyes consideradas «no islámicas», aprobadas por el Parlamento, incluyendo la elevación de la edad legal para contraer matrimonio en el caso de las mujeres de los 9 a los 15 años, garantizar la defensa de los delincuentes con la presencia de un abogado durante el juicio, y facilitar la creación de periódicos.

«El Consejo de los Guardianes no se elige, y de hecho si fuera posible su elección pública, la situación actual sería muy distinta», dijo Ali Reza Nouri, un líder reformista del Parlamento, atribuyendo los vetos del consejo a razones políticas y no islámicas.

Pero Ebrahim Azizi, secretario general del consejo, niega que estas decisiones estén basadas en algo que no sea la pura lectura del Corán y de la Constitución iraní. Los legisladores «lo hacen lo mejor posible, pero de hecho no son expertos en este campo. Los miembros del Consejo de los Guardianes están cualificados» para interpretar el Islam y la adhesión de las leyes a él, declara.

Relaciones con Estados Unidos

Otro tema complicado es el estado de las relaciones entre Irán y Estados Unidos. Según informaba la BBC el pasado 24 de mayo, se ha introducido legislación en el Congreso de Estados Unidos que intenta ampliar las sanciones norteamericanas contra Irán y Libia.

La actual legislación desaconseja las inversiones en las industrias del petróleo de Irán y Libia, permitiendo a Estados Unidos imponer penalizaciones a las compañías extranjeras que lo hagan. Pero la ley caduca a principios de agosto. Muchos están a favor de una renovación, mientras que la industria petrolera estadounidense arguye que la ley no ha sido beneficiosa para el mundo de los negocios y es un fracaso político. Según la BBC, parece que hay un fuerte apoyo en el Congreso para continuar con las sanciones.

Según «The Economist» del 26 de mayo, cuando Jatami tomó posesión, se mostró partidario de «romper el muro de desconfianza entre los dos países». Hizo amistad con algunos aliados árabes de Estados Unidos, tales como Arabia Saudita; suavizó la oposición iraní al proceso de paz israelí-palestino. A cambio, el presidente Clinton levantó el embargo de algunas exportaciones iraníes, tales como los pistachos, y permitió a su secretario de Estado que hablara casi apologéticamente sobre la influencia estadounidense en los años del Sha.

Pero el mes pasado, Estados Unidos vetó de nuevo la solicitud iraní de formar parte de la Organización Mundial del Comercio. Y en marzo, el presidente George W. Bush renovó el embargo sobre inversiones y comercio, declarando que Irán era una amenaza para «la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos».

De acuerdo con «The Economist», la razón principal de la tensión en las relaciones entre Irán y Estados Unidos es la intifada palestina. En cuanto empezó a crecer el número de palestinos muertos, y Ariel Sharon fue elegido primer ministro de Israel, Jatami ya no pudo distanciarse de los con
servadores.

Cualquiera que sea el resultado de las elecciones del 8 de junio, ni las luchas internas ni las tensiones internacionales se resolverán a corto plazo.

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ZENIT Staff

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