DUBLIN, 14 marzo 2002 (ZENIT.org).- El pasado día 6 de marzo, los irlandeses votaron por un estrecho margen contra un cambio de la Constitución que debería haber excluido que el riesgo de suicidio de la madre como motivo para la despenalización del aborto.
Los obispos de Irlanda se habían pronunciado a favor de la reforma. Una postura que levantó polémicas entre algunos grupos pro-vida.
Ahora, los obispos, en una declaración hecha pública este miércoles, expresan su postura sobre el resultado del reciente referéndum y responden a las críticas.
«Creemos que la vida humana es sagrada desde el momento de la concepción, y que una función primaria de la ley es proteger a los seres humanos más necesitados y vulnerables, incluidos los no nacidos», dicen los obispos en su declaración.
«Estamos muy decepcionados por el resultado del Referéndum sobre el Aborto de la pasada semana que deja efectivamente el juicio del Tribunal Supremo en el «Caso X» como la interpretación legal autorizada del artículo 40.3.3 de la Constitución»».
Los obispos se refieren a una sentencia que admitía el riesgo de suicidio de la madre como un motivo para abortar.
«También lamentamos –añaden los obispos– la baja afluencia de votantes el día de la votación, ya que es claramente insatisfactorio que un tema tan fundamental como éste sea decidido por un pequeño porcentaje del electorado».
Asimismo los prelados irlandeses rechazan «vigorosamente» «el análisis de nuestra Declaración del 12 de diciembre de 2001 que deduce que los obispos de Irlanda han comprometido de alguna manera la enseñanza de la Iglesia sobre la sacralidad de la vida humana en interés de la conveniencia política».
«Nuestra Declaración indicaba claramente que la enmienda propuesta reforzaría la protección legal del no nacido sólo después de la implantación en el útero –aclaran–. Sin embargo, estábamos satisfechos de que la propuesta no negara en sí misma o devaluara el valor de la dignidad del embrión humano antes de la implantación».
«Nuestra posición, por consiguiente, es absolutamente coherente con la enseñanza universal de la Iglesia Católica, y confirmamos que nuestra Declaración del 12 de diciembre fue plenamente respaldada por las autoridades de la Iglesia en Roma», aseguran los obispos.
Por último, la declaración de los obispos afirma que «la Iglesia Católica en Irlanda seguirá enseñando que la vida humana es sagrada desde el momento de la concepción. Como obispos predicamos consistentemente «El Evangelio de la Vida»».
En particular apoyan la labor de CURA, una agencia fundada por los obispos irlandeses hace 25 años, que asiste a más de 12.000 mujeres cada año.
