JERUSALÉN, 24 enero 2003 (ZENIT.org).- La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos ha dado un paso decisivo este año en Jerusalén: el fin de la oposición del patriarcado greco-ortodoxo a la participación en estos encuentros de oración.
Desde el primer domingo, en todos los encuentros, ha estado presente el archimandrita Alexandros, del patriarcado greco-ortodoxo, según ha constatado Radio Vaticano.
El jueves por la tarde, en la función ecuménica celebrada en el Cenáculo, tomó la palabra –acontecimiento sin precedentes– para profesar la fe común y para proclamar la reconciliación de los Cristianos en Cristo, luz y vida del mundo.
«Cristo está entre nosotros», dijo, reafirmando al mismo tiempo que la Iglesia madre de Jerusalén tiene su expresión visible en el patriarcado grecro-ortodoxo y en su jefe, Ireneos I.
El arzobispo Aristarchos, del patriarcado greco-ortodoxo, ha explicado a un diario de Jerusalén que participan en esta Semana «con reserva, pero quizá esto ya es un cambio positivo de nuestra actitud».