Jesús, Hijo de Dios, creo en ti

Catequesis para toda la familia

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Por María del Rayo

Durante la Sta.Misa rezamos el Credo y queremos acercarlo a través de cuatro partes. Hoy compartimos la segunda:

CREO EN JESUCRISTO, SU ÚNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR, QUE FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO, NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN.

En un momento establecido por Dios, el Hijo único del Padre, el Verbo eterno, la Palabra Eterna se hizo hombre sin dejar de ser Dios, por medio del Espíritu Santo se hizo niño para nacer de la mujer más bella y más buena del mundo. Porque fue elegida por Dios para que de ella naciera Jesucristo. A ella, la predestinada desde todos los tiempos, Dios la creó sin pecado.

PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO, FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO,

En cierta forma la vida de Jesucristo es un Misterio, Él mismo lo revela…

Durante su vida oculta vivió en humildad y sencillez obediente a sus padres de la tierra.

Cuando Jesús empezó su vida pública invitó a todos a entrar en el Reino de Dios; aún el peor de los pecadores es llamado a convertirse y a aceptar la infinita misericordia del Padre.

Jesús hizo muchos milagros: resucitó muertos, curó enfermos y expulsó demonios. Estas fueron y son las señales de que el Reino de Dios ya está entre nosotros.

Pero esto, a muchos, no les gustó. Jesús empezó a ser perseguido desde niño. Algunos jefes de Israel acusaron a Jesús de actuar contra la Ley, contra el templo y contra la fe en el único Dios. Por ello lo entregaron a Poncio Pilato para que lo condenase a muerte.

A la pasión, muerte, resurrección y glorificación de Jesús le llamamos Misterio Pascual. Porque el designio salvador de Dios se ha cumplido de una vez por todas con la muerte redentora de su hijo.

DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS.

Jesucristo descendió a los infiernos, al infierno que en el antiguo testamento llaman «el Seno de Abraham», a llevarse a todos los justos que habían muerto antes que Él.
Me imagino la enorme alegría, de todos los que llevaban siglos esperando, al ver aparecer a Jesús. La fiesta debió ser indescriptible.

SUBIÓ A LOS CIELOS Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DE DIOS, PADRE TODOPODEROSO. DESDE ALLÍ HA DE VENIR A JUZGAR A VIVOS Y MUERTOS

La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo y representa con la cruz una parte esencial del Misterio Pascual.

La Resurrección de Cristo es la obra trascendente de Dios. Jesucristo está en el Cielo con su cuerpo glorificado y él, un día que se llama Parusía vendrá a juzgar a vivos y muertos y su Reino no tendrá fin. Los secretos de los corazones serán desvelados, así como la conducta de cada uno con Dios y el prójimo. Todo hombre será colmado de vida o condenado para la eternidad, según sus obras. Así se realizará «la plenitud de Cristo» (Ef 4, 13), en la que «Dios será todo en todos» (1 Co 15, 28).

Cuando rezo esta parte del Credo siempre me vienen tres cosas a la cabeza:

Quiero que Jesús sea mi maestro y le quiero imitar en todo. Leeremos el Evangelio en familia para conocerle bien.

Jesús fue obediente, humilde y nos amó hasta la muerte y muerte de cruz.

Su mandato fue: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado»

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ZENIT Staff

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