Juan Pablo II comienza este lunes sus vacaciones en los Alpes italianos

Saluda a quien sale de vacaciones y a quien no podrá tomarlas este año

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 4 julio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II se despidió este domingo de los peregrinos para pasar unos días de vacaciones, del 5 al 7 de julio, en el Valle de Aosta, en los Alpes italianos.

Después de dos años alejado de esas montañas –en 2002 a causa de la Jornada Mundial de la Juventud en Canadá y en 2003 a causa de problemas de salud– el Santo Padre vuelve a respirar por décima vez el aire fresco de la pequeña localidad de Les Combes de Introd.

Este domingo, al despedirse de los presentes en la plaza de San Pedro, tras haber rezado la oración del Ángelus, el Santo Padre anunció su inminente período de descanso y dirigió palabras para quien en estos días van de vacaciones y para quienes no podrán tomarlas.

«Mientras me preparo para vivir este breve veraneo, mi pensamiento se dirige a las familias que han programado en este período sus vacaciones: a todos les deseo que las vivan en ambiente de sereno descanso», afirmó.

«Al mismo tiempo, pienso en cuantos por diferentes motivos no podrán concederse unas auténticas vacaciones», añadió.

«Deseo que todos puedan aprovechar la necesaria pausa en la actividad laboral y que se promuevan oportunas iniciativas recreativas, enriquecidas por genuinas relaciones humanas, para aliviar a las personas solas y en dificultad», pidió el obispo de Roma.

El Santo Padre, durante sus días de vacaciones, se alojará en el pequeño Chalet du Fond, de piedra y madera, que los salesianos dirige para sus instalaciones de campamentos de veranos, y en el que hace dos años se instaló un ascensor.

Desde la ventana de la casa de su habitación o desde el comedor el Papa podrá ver el Mont Blanc, el pico más alto de Europa. Otras de las cumbres que forman parte del paisaje son el Monte Rosa y el Cervino.

En estos días de vacaciones, el Papa podrá visitar en coche algunos lugares de montaña; conversar con viejos amigos; leer libros de filosofía, teología o literatura que durante el año no ha podido leer a causa de sus ocupaciones; así como dedicar largos momentos a la oración.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación