Juan Pablo II: Cuaresma, tiempo para acercarse a Cristo

Intervención antes de rezar la oración mariana del «Angelus»

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 7 marzo 2004 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que pronunció Juan Pablo II este domingo a mediodía antes de rezar la oración mariana del «Angelus» junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.

* * *

1. «En aquellos días, Jesús tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar» (Lucas 9, 28). Así comienza el Evangelio de la Transfiguración de Cristo, que caracteriza a este segundo domingo de Cuaresma. El evangelista Lucas subraya que Jesús se transfiguró «mientras oraba» en la cumbre de un monte elevado, sumergido en el diálogo íntimo y profundo con Dios Padre. De su persona se irradia una luz fulgurante, anticipación de la gloria de la resurrección.

2. Todos los años, en preparación de la Pascua, la Cuaresma nos invita a seguir a Cristo en el misterio de su oración, manantial de luz y de fuerza en la hora de la prueba. Rezar, de hecho, significa sumergirse con el espíritu en Dios, en actitud de humilde adhesión a su voluntad. De este abandono confiado en Dios deriva la luz interior que transfigura al hombre, haciendo de él un testigo de la resurrección. Pero esto sólo puede tener lugar si se escucha y se sigue a Cristo fielmente hasta la pasión y la cruz. Por tanto, tenemos que mirarle a Él, «porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación».

3. Quise dirigir esta exhortación al mundo entero hace veinticinco años, precisamente al inicio de la Cuaresma, en la encíclica «Redemptor hominis» (Cf. n. 7). Si el ser humano quiere comprenderse a sí mismo hasta el fondo, escribía entonces, tiene que acercarse a Cristo, tiene que entrar en Él, debe «apropiarse» y asimilar toda la realidad de la Redención (Cf. n. 10). ¡Cuánta actualidad sigue teniendo hoy esta verdad!

Que la Virgen Madre del Redentor nos ayude a volver a comenzar desde Cristo para construir un mundo que esté realmente a la medida del hombre.

[Al final de su intervención, el Papa hizo este «llamamiento»]

Durante la semana de los ejercicios espirituales en el Vaticano, no me he olvidado de la dolorosa situación de algunos países de África, Oriente Medio y sobre todo de Tierra Santa e Irak.

Son hermanos nuestros que sufren por actos inaceptables de violencia y de terrorismo, que sólo agravan las condiciones de vida de aquellas queridas poblaciones. Mientras rezo e invito a rezar por ellas, quisiera pedir una vez más a todos que emprendan el camino del perdón y la reconciliación.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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