Juan Pablo II: El desafío de la paz, «vencer al mal con las armas del amor»

Homilía del Papa en la Jornada Mundial de la Paz

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CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que Juan Pablo II pronunció este sábado durante la misa que presidió en la solemnidad de María, Madre de Dios, XXXVIII Jornada Mundial de la Paz, que este año tiene por tema: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien».

* * *

1. «Salve, Madre santa, tú has dado a luz el Rey que gobierna el cielo y la tierra por los siglos de los siglos» (Antífona de entrada).

En el primer día del año, la Iglesia se recoge en oración ante la imagen de la Madre de Dios y honra con alegría a quien dio al mundo el fruto de su seno, Jesús, el «príncipe de la paz» (Isaías 9, 5).

2. Es ya una tradición consolidada celebrar en este mismo día la Jornada Mundial de la Paz. Con este motivo, con alegría presento mis fervientes deseos a los ilustres embajadores del Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede. Dirijo un especial saludo a los embajadores de los países particularmente golpeados en estos días por el enorme cataclismo que se ha abatido sobre ellos.

Mi pensamiento se dirige también con gratitud a los miembros de la Secretaría de Estado, guiados por el cardenal Angelo Sodano, así como a los miembros del Consejo para la Justicia y la Paz, y en particular a su presidente, el cardenal Renato Martino.

3. La Jornada Mundial de la Paz constituye una invitación a los cristianos y a todos los hombres de buena voluntad a renovar su decidido compromiso a construir la paz. Esto presupone la acogida de una exigencia moral fundamental, bien expresada en las palabras de san Pablo: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Romanos 12, 21).

Ante las múltiples manifestaciones del mal, que por desgracia laceran a la familia humana, la exigencia prioritaria es promover la paz, utilizando medios coherentes, dando importancia al diálogo, a las obras de justicia, y educando en el perdón (Cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2005, 1).

4. Vencer al mal con las armas del amor se convierte la manera en que cada quien puede contribuir a la paz de todos. Por esta senda están llamados a caminar los cristianos y los creyentes de las diferentes religiones, junto con quienes se reconocen en la ley moral universal.

Queridos hermanos y hermanas, ¡promover la paz sobre la tierra es nuestra misión común!

Que la Virgen María nos ayude a realizar las palabras del Señor «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5, 9).

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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