Juan Pablo II: El obispo debe ser misionero del tercer milenio

Objetivo del próximo Sínodo de los obispos

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CASTEL GANDOLFO, 9 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II espera que el próximo Sínodo mundial de los Obispos, que tendrá lugar del 30 de septiembre al 27 octubre en Roma, constituya un llamamiento para que los obispos se conviertan en misioneros de inicios de milenio.

Lo reveló este domingo, en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, antes de rezar la oración mariana del «Angelus» en compañía de varios miles de peregrinos.

La décima asamblea general del Sínodo desde la conclusión del Vaticano II tendrá precisamente como lema «El obispo servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo».

De este modo, tras los Sínodos sobre el papel de los laicos (1987), la formación sacerdotal (1990) y la vida consagrada (1994), estos encuentros que pretenden dar un impulso a la reforma aportada por el Concilio culminan a inicios de milenio con la figura del obispo.

De hecho, el «punto de referencia principal de los trabajos sinodales», constató este domingo el Papa, «será el Concilio Ecuménico Vaticano II, que ha ilustrado ampliamente el ministerio pastoral de los Pastores en el decreto «Christus Dominus»».

«La enseñanza conciliar será releída a la luz de las últimas décadas y sobre todo en la perspectiva de la nueva evangelización, como sugiere el mismo tema», añadió el Sano Padre.

El «Instrumento de trabajo» («Instrumentum laboris») redactado por la Secretaría del Sínodo, como base para las sesiones de trabajo de los trescientos obispos participantes, plantea fundamentalmente una pregunta: ¿cómo deberá ser el obispo del tercer milenio?

El texto ofrece pistas, que han sido recogidas con las respuestas ofrecidas por las diócesis, conferencias episcopales y congregaciones religiosas de todo el mundo, a un documento («Lineamenta») que la misma Secretaría del Sínodo distribuyó en 1998, acompañado por un práctico cuestionario.

«La frase evangélica «Rema mar adentro», que he propuesto como lema para el inicio del nuevo milenio, se dirige ante todo a los obispos, sucesores de los apóstoles, y les llama a comprometerse con confianza en esta nueva estación misionera de la Iglesia», concluyó el Papa al pedir la oración de todos los católicos por esta cita eclesial.

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ZENIT Staff

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