Juan Pablo II: El secreto de la evangelización, hablar al corazón

El pontífice recibe a los sucesores del «profeta de la alegría»

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 oct (ZENIT.org).- El «método misionero» nacido del carisma de san Felipe Neri, en la Roma del siglo XVI, es válido y actual también hoy para «llevar al hombre al encuentro con Jesús». Este es el mensaje que ofreció esta mañana Juan Pablo II a unos doscientos sacerdotes y laicos de la Confederación del Oratorio de San Felipe Neri, la congregación fundada por el santo romano, reunidos en Capítulo General.

El método de san Felipe Neri (1515-1595) «consiste en «hablar al corazón» de los hombres para llevarles a hacer una experiencia del divino Maestro, capaz de transformar la vida», explicó el Papa.

Por eso, continuó diciendo, a los que están alejados de la Iglesia, «es necesario que no se les proponga un anuncio teórico, sino la posibilidad de una existencia realmente renovada y, por ello, llena de alegría».

Esta es «la gran herencia» que dejó san Felipe Neri –continuó diciendo el sucesor de Pedro–, «un camino pastoral válido para siempre, pues está inscrito en la experiencia cristiana perenne».

«El Oratorio nació de la fe y del genio de san Felipe Neri, que supo componer en una síntesis armoniosa la dimensión carismática y la comunión plena con los pastores de la Iglesia y, en la Roma de su tiempo. De este modo, salió al paso de las necesidades espirituales y materiales de la juventud, testimoniando la dimensión gozosa de la fe hasta el punto de ser considerado el «profeta de la alegría cristiana»», aclaró el Papa Wojtyla que en varias ocasiones ha confesado su admiración personal por el santo italiano que rechazó en varias ocasiones ser creado cardenal.

El «apóstol de Roma», a quien los romanos le llamaban con el diminutivo en italiano de Felipe, «Pippo Bueno», recibió gracias místicas que no le impidieron ser un gran amigo de los pobres y, en especial, de los niños. Es más, su contacto íntimo con Dios hacía de el una persona sumamente jovial. Le encantaba predicar para los más pequeños y componía himnos religiosos que después cantaba con los chavalines. Para prolongar su obra de educación y atención a los necesitados fundó la Confederación de Sacerdotes Seculares Oratorianos, que fue elevada en 1575 por Gregorio XIII al rango de congregación.

El Papa concluyó esta mañana pidiendo que el método espiritual del Oratorio «cada vez más atractivo y eficaz» se extienda por todo el mundo.

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ZENIT Staff

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