Juan Pablo II: El terrorismo profana el nombre de Dios

Manifiesta el respeto de la Iglesia por el Islam, «por el auténtico Islam»

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ASTANA, 24 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pronunció este lunes una durísima condena del terrorismo y manifestó el respeto que la Iglesia católica siente por los creyentes en el Islam, al concluir su último encuentro público en Kazajstán.

«El odio, el fanatismo y el terrorismo profanan el nombre de Dios y desfiguran la auténtica imagen del hombre», afirmó el Santo Padre al encontrarse con los intelectuales de Kazajstán en el Auditorio del Palacio de los Congresos de Astana.

Al mismo tiempo, en este país de mayoría musulmana, el pontífice afirmó «el respeto de la Iglesia católica por el Islam, por el auténtico Islam», aclaró. «El Islam que reza, que sabe ser solidario con quien se encuentra en la necesidad»

«Recordando los errores del pasado, incluso reciente –exhortó–, los creyentes deben unir sus esfuerzos para que Dios nunca se convierta en rehén de las ambiciones de los hombres».

Derecho a testimoniar la fe
En este país, en el que oficialmente existe la libertad religiosa, pero que prohíbe toda festividad y manifestación pública de cualquier confesión religiosa, el Papa defendió, ante representantes del mundo de la cultura, del arte y de la ciencia, y ante el mismo presidente Nursultan Nazarbayev «el derecho del creyente a testimoniar públicamente su fe».

«Una auténtica religión no puede quedar reducida a la esfera de la vida privada –afirmó– ni encerrada en espacios restringidos y marginales de la sociedad».

«Homologación» cultural
Al mismo tiempo, el pontífice alertó a Kazajstán, que hace diez años abandonó el sistema soviético, ante el peligro que supone la «servil homologación» de la cultura occidental.

A causa de su connotación científica y técnica los modelos culturales de Occidente parecen fascinantes, constató, «pero revelan, por desgracia, cada vez con más evidencia, un progresivo empobrecimiento humanístico, espiritual y moral».

Según el Santo Padre, «la cultura que los genera está marcada por la dramática pretensión de querer realizar el bien del hombre olvidándose de Dios, Bien supremo».

Cristo, la respuesta
Sin embargo, añadió, el hombre se plantea interrogantes sobre la vida y la muerte que no pueden quedar asfixiados. «Y Los cristianos saben que en Jesús de Nazaret, llamado Cristo, se da la respuesta a los interrogantes que el hombre lleva en el corazón», aseguró.

De este modo, ante la flor y nata del mundo cultural kazajo, con fuertes influencias rusas, el obispo de Roma se presentó «como humilde y convencido testigo de esta «noticia», que desde hace dos mil años sale de los labios de innumerables hombres y mujeres en todo rincón de la tierra, en el pleno respeto de la búsqueda que otras personas de buena voluntad están realizando por caminos diferentes».

Era la primera que resonaba en el símbolo por antonomasia de los ambientes culturales de Astana un anuncio tan claro del mensaje de Cristo, constataron algunos de los presentes, formados en su totalidad en la época soviética.

Este martes por la mañana el Papa se despedirá de Kazajstán en el aeropuerto internacional de Astana. Pocas horas después aterrizará en Armenia para conmemorar los 1.700 años del cristianismo e impulsar el camino hacia la unidad plena con la Iglesia apostólica armenia, separada de Roma desde hace más de 1.500 años.

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ZENIT Staff

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