Juan Pablo II: En Cristo, Dios se ha hecho «emigrante»

Palabras del Papa al rezar la oración mariana del «Angelus»

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CIUDAD DEL VATICANO, 17 de noviembre de 2002 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que pronunció Juan Pablo II a mediodía de este domingo antes de rezar la oración mariana del «Angelus» junto a peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.

* * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Hoy se celebra en Italia la Jornada de las Migraciones, cita anual que invita a la comunidad eclesial y civil a reflexionar en este importante y complejo fenómeno social.

Como tema para el día de hoy, los obispos italianos han escogido una expresión del apóstol Pablo: «Acogeos mutuamente como os acogió Cristo» (Romanos 15, 7). En Cristo, al acoger a todo hombre, Dios se ha hecho «emigrante» por las sendas del tiempo para llevar a todos el Evangelio del amor y de la paz. Al contemplar este misterio, ¿cómo es posible no abrirse a la acogida y reconocer que todo ser humano es hijo del único Padre celestial y, por tanto, hermano nuestro?

2. Vivimos en una época de profundos cambios que afectan a personas, grupos étnicos y pueblos. También hoy se registran graves desigualdades, especialmente entre el norte y el sur del mundo. Esto hace que la tierra, convertida cada vez más en una «aldea global», sea por desgracia para unos un lugar de pobreza y de privaciones, mientras en las manos de otros se concentran grandes riquezas.

En este contexto, el «otro» corre el riesgo de ser considerado con frecuencia como un competidor, sobre todo si es «diverso» por idioma, nacionalidad y cultura.

Por este motivo es importante que se difunda el espíritu de acogida, que hay que traducir en comportamientos sociales de atención especialmente a quien está en la necesidad. Cada quien es llamado a contribuir para mejorar el mundo, comenzando por el propio ámbito de vida y de acción. Deseo de corazón que las familias, asociaciones, comunidades eclesiales y civiles, se conviertan cada vez más en escuelas de hospitalidad, de convivencia civil, de diálogo fecundo. Por su parte, los inmigrantes deben saber respetar las leyes del Estado que los acoge y contribuir así a una mejor integración en el nuevo contexto social.

3. María, la Virgen de la acogida, es figura y modelo de la Iglesia, que debe ser casa acogedora para todos los hombres y pueblos. Para asumir nuestra humanidad, Dios ha querido tocar a la puerta del corazón de la Virgen, recibiendo un «sí» lleno de fe y de amor. Que ella nos ayude a estar abiertos a las exigencias de los hermanos, en particular de cuantos se encuentran en mayores dificultades.

Deseo expresar mi conmovida participación en el dolor de los familiares de las víctimas del viernes pasado en Hebrón, en Tierra Santa, en un cobarde ataque, cuando la gente acababa de rezar, a pocos pasos de la tumba de quien consideramos como nuestro padre común en la fe, el patriarca Abraham.

Mientras invoco el descanso eterno para quienes han fallecido, pido al Señor que infunda en todos el valor necesario para volver a encontrar el camino de la justicia y de la paz.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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