Juan Pablo II exige deponer las armas en Liberia

Pide «la acción concertada de la comunidad internacional»

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CASTEL GANDOLFO, 27 julio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este domingo a todas las personas involucradas por la violencia en Liberia, y en todo el continente africano, que depongan las armas, así como «la acción concertada de la comunidad internacional».

Mientras el Papa hablaba, los habitantes de Monrovia, capital de Liberia, se encontraban en medio del fuego cruzado de las tropas del Gobierno que preside Charles Taylor y de los rebeldes del grupo Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia (LURD) que buscan derrocarlo, mientras se espera la llegada de una fuerza multinacional de paz.

«Frente a las pruebas que tienen que soportar esas queridas poblaciones, sólo podemos pedir a aquellos que tienen un arma en las manos que la depongan para volver a dar espacio al diálogo y a la acción concertada de la comunidad internacional», pidió el obispo de Roma.

El Santo Padre hizo su llamamiento tras haber rezado a mediodía la oración mariana del «Angelus» con los peregrinos de varios países congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma, donde transcurre sus vacaciones de verano.

En este sábado un mortero alcanzó una iglesia protestante que daba refugio a miles de personas, tres de las cuales murieron y 55 resultaron heridas (14 de manera grave), según confirmó el pastor Michael Chea.

El templo del Gran Refugio, situado sobre una colina que domina el puerto en manos de los rebeldes, había recibido entre 5.000 y 6.000 personas, muchas de ellas procedentes de las afueras de la capital, desde que los rebeldes comenzaron a avanzar, en junio, según confirmó Chea.

El presidente estadounidense George W. Bush ordenó el viernes desplegar buques de guerra frente al litoral de Liberia para apoyar una eventual intervención de una fuerza africana de paz.

El sábado, el presidente Taylor instó a las fuerzas internacionales para que lleguen cuanto antes a ese país africano, e insistió en que renunciará cuando llegue la fuerza de paz (algo que en el pasado había contradicho). Bush Ha insistido en que Taylor, acusado de crímenes de guerra en Sierra Leona, debe dimitir.

La población en Liberia atribuye una responsabilidad particular en la vida de su país a Estados Unidos, pues el país fue fundado en el siglo XIX por esclavos liberados procedentes de Norteamérica.

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ZENIT Staff

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