Juan Pablo II expone las condiciones para que el deporte promueva la paz

Denuncia «el mercantilismo exacerbado, la competitividad agresiva, y la violencia»

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 25 junio 2004 (ZENIT.org).- En vísperas de los Juegos Olímpicos de Atenas, Juan Pablo II ha publicado un mensaje en el que presenta el deporte y el turismo como dos posibles instrumentos para la paz y el desarrollo.

«Deporte y turismo: dos fuerzas vitales para la comprensión mutua, la cultura y el desarrollo de los países» es precisamente el tema del mensaje para la Jornada Mundial del Turismo (27 de septiembre de 2004), presentado este viernes en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Los acontecimientos deportivos ya sea a nivel mundial –como los Juegos Olímpicos– o a nivel escolar, regional o local…, «no han de renunciar a su alta vocación de avivar ideales de convivencia, comprensión y amistad», auspicia el Papa.

El obispo de Roma denuncia, al mismo tiempo, «casos de abusos y desviaciones», en particular, «el mercantilismo exacerbado, la competitividad agresiva, la violencia contra las personas y las cosas, hasta llegar incluso a la degradación del medio ambiente o la ofensa a la identidad cultural de quien acoge».

Para Juan Pablo II el deporte que promueve la cultura de la paz debe caracterizarse «por la templanza y la educación a la renuncia».

«Con mucha frecuencia requiere también un buen espíritu de equipo, actitudes de respecto, aprecio de las cualidades de los demás, honestidad en el juego y humildad para reconocer las propias limitaciones», añade.

«El cristiano –aclara– puede encontrar en el deporte una ayuda para desarrollar las virtudes cardinales –fortaleza, templanza, prudencia y justicia– en la carrera por la corona «que no se marchita», como escribe san Pablo».

El deporte que promueve la paz y el desarrollo, según expone el Papa en el tema del mensaje, es «un deporte que tutele los débiles y no excluya a nadie, libere a los jóvenes del riesgo de la apatía y de la indiferencia, y suscite en ellos un sano espíritu de competición».

El deporte auspiciado por el sucesor del apóstol Pedro debe ser «factor de emancipación de los países más pobres y ayude a eliminar la intolerancia y a construir un mundo más fraterno y solidario».

«Un deporte que contribuya a hacer que se ame la vida y que eduque al sacrificio, al respeto y a la responsabilidad, llevando a una plena valorización de cada uno», concluye.

El mensaje del Papa fue presentado a la prensa por el cardenal japonés Stephen Fumio Hamao, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.

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ZENIT Staff

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