Juan Pablo II: La espiritualidad de un santo revelada por sus apuntes

Publicado un libro con las reflexiones inéditas de Karol Wojtyla

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«Estoy en las manos de Dios. Notas personales 1962-2003», es el título del libro que recoge las anotaciones espirituales de Karol Wojtyła. En polaco «Jestem bardzo w rękach Bożych. Notatki osobiste 1962-2003”. El libro publicado y difundido por la Editorial «Znak» ha sido presentado esta mañana en Cracovia durante una rueda de prensa. Algunos extractos del libro fueron ya publicados en estos días en el semanal católico «Niedziela».

Las notas espirituales de Karol Wojtyła – Juan Pablo II son inéditas. Es la primera vez que se dan a conocer y son publicadas. Se trata de anotaciones recogidas en particular durante los retiros y ejercicios espirituales que Wojtyla ha realizado solo o en compañía de otros miembros del episcopado polaco y con los colaboradores de la Curia romana. En las anotaciones son frecuentes y continuas las referencias a la oración, práctica constante cotidiana del autor. Emerge también el amor fuerte y apasionado de Wojtyla por su Polonia natal. En muchas ocasiones recitaba las letanías a los santos de la nación polaca.

Las anotaciones cubren un arco de tiempo de más de 40 años y se han convertido en el espejo en el que se reflejan los problemas, las preocupaciones y los encuentros vividos por Juan Pablo II. Las reflexiones de Wojtyla revelan también la visión mística con la que discernía las situaciones personales.

En una anotación del 7 de julio de 1975, habla de la Adoración al Santísimo Sacramento como camino para encontrar la esencia de Jesús que es alegría y gratitud. Es fuerte y apasionado el llamamiento que dirige al Señor para tenerlo siempre cerca. Al punto de pedirle de echar raíces en su corazón, «a pesar de toda mi debilidad».

Wojtyla se ofrece como instrumento de la Misericordia de Dios, agradecido por tener la bondad del Señor a pesar «de mi debilidad e incompetencia». Singular también el modo en el que Wojtyla interpreta el significado de males y sufrimientos que afectan a sus amigos.

El 13 de octubre de 1978, su querido amigo, el obispo Andrea Deskur sufrió un ictus que le paralizó la mitad del cuerpo. El 14 de octubre fue a verlo al hospital antes de entrar al Cónclave en el que fue elegido Pontífice. Esa noche Wojtyla interpreta estos sucesos en el misterio de la Cruz y de la redención, uniendo la expiación de los sufrimientos de algunos hacia una gracia más grande para otros.

Del mismo modo Wojtyla interpreta lo sucedido al amigo monseñor Marian Jaworski once años antes. Wojtyla fue a Roma para participar en el Consistorio en el que fue creado cardenal.

Monseñor Jaworski fue víctima de un accidente ferroviario en Nidzica. A causa de las heridas sufridas perdió un brazo. El papa polaco en sus notas inscribe este hecho y el sufrimiento que siguió en el misterio de la Cruz y de la redención de Cristo. En este contexto escribe que a causa de estos sucesos «Debitor factus sum» «Me convertí en un deudor» en lo relacionado con la misericordia de Dios.

Don Jan Machniak, profesor de la Universidad Juan Pablo II, ha explicado que Wojtyla «ha conducido una vida interior muy rica desde el punto de vista espiritual, con el resultado de cubrir todas las dimensiones de su actividad».

«Sus escritos espirituales -ha precisado- incluyen las reflexiones sobre la experiencia personal en la relación con Dios, las oraciones, las meditaciones y las observaciones, relativas al progreso espiritual».

«Confirman – ha subrayado – que Wojtyla  alimentaba una fuerte relación personal con Dios. El Señor era el centro de su corazón y de cada acción». En una entrevista publicada por «Niedziela» una de las redactoras del libro Agnieszka Rudziewicz ha contado que el trabajo se ha desarrollado al principio por distintas personas. «Éramos conscientes de tener entre las manos textos inéditos y personales de un santo. Ha sido tocante leer las anotaciones recogidas por Wojtyla».

«Los textos han sido publicados tal y como los hemos encontrado – ha explicado Rudziewicz. Yendo hacia adelante hemos entendido que nos encontrábamos frente a un verdadero y propio itinerario espiritual. Por este motivo trabajar en los apuntes de Wojtyla ha sido para nosotros un verdadero y propio ejercicio espiritual».

Rudziewicz ha contado que Wojtyla acostumbraba enumerar exactamente el orden del día de su actividad. «Durante la preparación del libro nos hemos dado cuenta que para el Papa un día era mucho más que 24 horas», ha afirmado. En el Testamento, el Papa Juan Pablo II ha escrito que el arzobispo Stanislaw Dziwisz, secretario personal y más estrecho colaborador del Santo Padre, que lo ha acompañado durante casi 40 años de Cracovia a Roma, debería haber quemado las anotaciones personales.

Ha escrito el Pontífice en el testamento «no dejo detrás de mí ninguna propiedad de la que sea necesario disponer. En cuanto a las cosas de uso cotidiano que usaba, pido distribuirlas como sea oportuno. Los apuntes personales sean quemados. Pido sobre esto que lo vigile don Stanislao, al que doy gracias por su colaboración y la ayuda tan prolongada en los años y tan comprensiva. Todos las agradecimientos, sin embargo, los dejo en el corazón delante del mismo Dios, porque es difícil expresarlos».

El arzobispo Stanisław Dziwisz, actual Metropolita de Cracovia, ha seguido todas las indicaciones del testamento menos esta. Ha recogido las anotaciones de Wojtyla y las ha entregado a la Congregación para las Causas de los Santos.Y han sido estos escritos que han convencido a la Congregación de ir adelante en el proceso de beatificación primero y de canonización después.

En una entrevista publicada en «Niedziela», el arzobispo Stanisław Dziwisz ha dicho «no he quemado las anotaciones de Juan Pablo II, porque son la clave para comprender su espiritualidad, que es lo más profundo en el hombre: su relación con Dios, con los otros y con sí mismo».

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Mariusz Frukacz

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