Juan Pablo II: Oración y santidad; respuesta a la crisis de vocaciones

Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de 2004

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que la santidad de los consagrados y la oración de toda la Iglesia son la respuesta a la crisis de vocaciones a la vida consagrada que en estos momentos padece la Iglesia.

Así lo explica en el mensaje que ha enviado con motivo de la XLI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que tradicionalmente se celebra el cuarto domingo de Pascua.

«De la santidad de los que han recibido la llamada depende la fuerza de su testimonio, capaz de atraer a otras personas, empujándolas a confiar la propia vida a Cristo», reconoce en el documento, publicado este viernes por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

«Esta es la manera de contrastar la disminución de las vocaciones a la vida consagrada, que amenaza la existencia de muchas obras apostólicas, sobre todo en los países de misión», afirma.

La segunda clave para superar esta escasez de consagrados es la oración, recuerda. «Muchos enfermos en todo el mundo unen sus penas a la cruz de Jesús para implorar santas vocaciones», recuerda.

Y dejando espacio a las confesiones, añade, «también me acompañan espiritualmente en el ministerio petrino que Dios me ha confiado, y ofrecen una contribución inestimable a la causa del Evangelio, a menudo de modo escondido».

El Santo Padre pide, por tanto, que «todas las comunidades cristianas sean auténticas escuelas de oración, donde se reza para que no falten trabajadores en el vasto campo apostólico».

Además, aclara, es necesario que la Iglesia acompañe con constante atención espiritual a aquellos que Dios ya ha llamado para que «sean fieles a su vocación y alcancen la medida más alta posible de perfección evangélica».

El mensaje concluye con una oración a Dios en la que pide por intercesión de María que nunca falten vocaciones en la Iglesia y que ayude a los han recibido una llamada a seguirlo para que «respondan con alegría a la maravillosa misión que les confías por el bien de tu pueblo y de todos los seres humanos».

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ZENIT Staff

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