Juan Pablo II publica por Internet la exhortación «Iglesia en Oceanía»

Recoge las conclusiones del Sínodo de ese continente de 1998

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CIUDAD DEL VATICANO, 22 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II dio este jueves un paso que marcará la historia de la Iglesia: por primera vez con click de ratón («mouse») en un ordenador publicó un documento oficial que inmediatamente después fue recibido por las comunidades cristianas de las antípodas del planeta.

Se trataba de la exhortación apostólica «Iglesia en Oceanía» («Ecclesia in Oceania»), el documento en el que el pontífice recoge las conclusiones del Sínodo de los obispos de ese continente que se celebró en Roma del 22 noviembre al 12 de diciembre de 1998.

Ante todo, como han hecho durante toda la historia los Papas, Karol Wojtyla puso su firma pontificia al documento. Después, con evidente satisfacción, se acercó a un ordenador en el que se habían memorizado las direcciones de correo electrónico de las diócesis de Oceanía. Apretando un botón, el documento fue enviado.

Un aplauso de varios cientos de cardenales, obispos, religiosas y religiosos, sacerdotes y fieles de Oceanía resonó en la centenaria Sala Clementina del Vaticano. Estaban también presentes los responsables de los organismos de la Curia romana.

Juan Pablo II reconoció a continuación que le hubiera gustado poder visitar Oceanía para entregar físicamente el documento. «¡Pero no ha podido ser!», constató con algo de tristeza. «Por eso el Pacífico ha venido a ver al obispo de Roma». But it was not to be! Therefore the Pacific comes to the Bishop of Rome,

El pontífice recordó a continuación las semanas en que los obispos de ese continente de unos 30 millones de habitantes, en el que los católicos no son más que el 27,0%, estuvieron reunidos para analizar el trabajo de evangelización que comenzaron no hace mucho tiempo los misioneros.

Ante todo, constató la asamblea afirmó que los pueblos de Oceanía, sus aborígenes e inmigrados, son la auténtica riqueza de ese continente salpicado de islas.

Frente a los cambios, a los problemas políticos y económicos de sus gentes, los obispos no se desalentaron, continuó diciendo el Santo Padre, sino que comprendieron de manera más clara que el Espíritu Santo está llamando a la Iglesia a una nueva evangelización.

«Una nueva aventura misionera», afirmó, que «se arraiga en la contemplación del rostro de Cristo, la rica herencia que ha dejado el gran Jubileo».

«¡Que se dé entre todos los bautizados y en todo punto de Oceanía un grande y nuevo impulso de contemplación!», deseó el obispo de Roma.

Por último, Juan Pablo II dijo a los cristianos de Oceanía que, a pesar de la distancia y de ser minoría, no están solos. «Esa «muchedumbre inmensa de testigos» que constituye la comunión de los santos os rodea», y en su corazón se encuentra María, «estrella del mar», a quien confió la nueva exhortación apostólica.

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ZENIT Staff

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