ROMA, lunes, 24 mayo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha ratificado su condena del antisemitismo y ha rendido homenaje a quienes han arriesgado su vida para salvar a judíos en el mensaje enviado con motivo del centenario de la sinagoga de Roma.
En la carta, leída en una ceremonia celebrada en ese templo este domingo, el Santo Padre reconoce que «nos unen en el recuerdo de todas las víctimas de la Shoá», el Holocausto judío a manos de los nazis.
«Es un deber recordar a todos aquellos cristianos que, bajo el impulso de una bondad natural y rectitud de conciencia, sostenidos por la fe y la enseñanza evangélica, reaccionaron con valentía, también en esta ciudad de Roma, para ofrecer auxilio concreto a los judíos perseguidos, ofreciendo solidaridad y ayuda, en ocasiones arriesgando su misma vida», reconoce el Papa.
«Su memoria bendita permanece viva, junto a la certeza de que para ellos, al igual que para todos los «justos entre las naciones», los «tzaddiqim», se ha preparado un lugar en el mundo futuro, en la resurrección de los muertos», aclara.
«Tampoco se puede olvidar, junto a los pronunciamientos oficiales, la acción con frecuencia escondida de la Sede Apostólica, que salió en ayuda de muchas maneras de judíos en peligro, como ha sido reconocido entre otros por sus autorizados representantes», asegura el Santo Padre.
«La Iglesia no ha dudado en deplorar las faltas de sus hijos y de sus hijas de toda época, y con un acto de arrepentimiento («teshuvá») ha pedido perdón por sus responsabilidades que puedan estar de cualquier manera relacionadas con las plagas del antijudaísmo y del antisemitismo», sigue afirmando.
«Durante el gran Jubileo invocamos la misericordia de Dios, en la Basílica sagrada en memoria de Pedro en Roma, y en Jerusalén, la ciudad amada por todos los judíos, corazón de esa Tierra que es santa para todos nosotros», recuerda la misiva dirigida al rabino jefe de Roma.
