Juan Pablo II y Bartolomé I: La unidad de los cristianos dará credibilidad a la evangelización

Declaración conjunta al final de la visita del Patriarca de Constantinopla a Roma

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 1 julio 2004 (ZENIT.org).- En un mundo dividido, los cristianos deben recuperar la unidad perdida para testimoniar el Evangelio «de una manera más creíble» han constatado Juan Pablo II y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en una «declaración conjunta».

El documento, publicado por la Sala de Prensa de la Santa Sede este jueves, ha culminado la visita que el «primus inter pares» de las Iglesias ortodoxas ha realizado a Roma con motivo de la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, fiesta de la diócesis de Roma.

«Ante un mundo que sufre todo tipo de divisiones y desequilibrios, el encuentro de hoy quiere recordar de manera concreta y con fuerza la importancia de que los cristianos y las Iglesias vivan entre sí en paz y armonía para testimoniar en la concordia el mensaje del Evangelio de una mera más creíble y convincente», afirma la declaración.

«Son muchos los desafíos que tenemos que afrontar juntos para contribuir al bien de la sociedad –siguen reconociendo los dos representantes religiosos–: curar con amor la plaga del terrorismo, infundir esperanza de paz, contribuir a sanar tantos conflictos dolorosos; restituir al continente europeo la conciencia de sus raíces cristianas».

Ortodoxos y católicos se comprometen en la declaración a «construir un auténtico diálogo con el islam, pues de la indiferencia y de la recíproca ignorancia sólo puede nacer desconfianza e incluso odio».

El texto reafirma la necesidad de «apoyar la conciencia del carácter sagrado de la vida humana» y de «actuar para que la ciencia no niegue la chispa divina que todo hombre recibe con el don de la vida».

La unidad entre cristianos es necesaria también, indican, con el objetivo de «colaborar para que nuestra tierra no quede desfigurada y la creación pueda conservar la belleza que Dios le ha donado».

«Pero sobre todo», indican Juan Pablo II y Bartolomé I, es necesario que ortodoxos y católicos estén unidos para «anunciar con renovado vigor el mensaje evangélico, mostrando al hombre contemporáneo cómo el Evangelio le ayuda a volver a encontrarse consigo mismo y a construir un mundo más humano».

Como paso decisivo para avanzar en el camino hacia la unidad plena entre católicos y ortodoxos, separados por un cisma que estalló hace casi mil años, tanto el obispo de Roma como el patriarca de Constantinopla han decidido relanzar el trabajo de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto, creada en 1979, pero que en los últimos años había perdido su ritmo de trabajo.

Juan Pablo II y Bartolomé I reconocen que siguen en pie «problemas y malentendidos» del pasado, al igual que «temores» surgidos recientemente con los cambios acaecidos tras la caída de los regímenes comunistas en Europa central y oriental.

Ante estas situaciones, los dos representantes cristianos ofrecen el consejo que dejaba san Pablo a los fieles de Corinto: «que entre vosotros todo se haga con amor».

«La larga práctica del «diálogo de la caridad» nos ayuda precisamente en estas circunstancias para que las dificultades puedan ser afrontadas con serenidad y no detengan u obscurezcan el camino emprendido hacia la plena comunión en Cristo», concluye la declaración conjunta.

La visita de Bartolomé I ha servido para celebrar junto a Juan Pablo II los cuarenta años del histórico abrazo en Jerusalén entre el patriarca de Constantinopla Atenágoras I y el Papa Pablo VI, que ponía fin a novecientos años de ausencia de contactos.

Un año después, el 7 de diciembre de 1965, un día antes de finalizar el Concilio Vaticano II, Pablo VI y Atenágoras I hicieron una declaración conjunta con la que deploraban y se levantaban los mutuos «anatemas» –pronunciados en 1054–, que dieron origen al cisma entre Iglesias de oriente y la de occidente.

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ZENIT Staff

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