Juan Pablo II y la “primavera de libertad” de Polonia

Entrevista con el editor de «Niedziela», el padre Mariusz Frukacz

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ROMA, lunes 21 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Según se acerca la fecha de beatificación de Juan Pablo II, gente de todo el mundo recuerda al Pontífice por sus muchas cualidades y logros. Para la gente de Polonia, esto significa recordar al hombre que trajo a la nación “el principio de la primavera de libertad”.

De acuerdo al padre Mariusz Frukacz, editor del semanario católico Niedziela, una publicación de la archidiócesis de Czestochowa, la elección del primer Papa eslavo “da luz verde a una época de cambios en Polonia y en toda Europa”, y en particular dio “al pueblo polaco la fuerza moral y espiritual para pasar de resistirse a la injusticia a la victoria del bien sobre el mal”.

En esta entrevista con ZENIT, el padre Frukacz, un sacerdote de la archidiócesis de Czestochowa, reflexiona sobre el impacto que Juan Pablo II tuvo en la lucha de la nación contra el comunismo, sus particulares virtudes, y porque mucha gente está convencida de su santidad.

– Polonia fue sometida a la dureza del régimen soviético ¿Qué significó la elección de Juan Pablo II para la gente?

Padre Frukacz: en 1978, cuando el cardenal Karol Wojtyla fue elegido Pontífice con el nombre de Juan Pablo II, Polonia estaba aplastada por el régimen comunista. La elección de Juan Pablo II, el primer Pontífice polaco y el primer Pontífice eslavo, también, tuvo una gran importancia no sólo para Polonia sino para todo el centro y este de Europa.

La gente en Polonia, pero también en otros países sometidos al régimen soviético, no sólo sintió alegría sino también un espíritu de libertad.

Juan Pablo II les trajo su fidelidad al Evangelio y la valentía de la fe en la verdad. Creo las palabras “no tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo” dio luz verde a una época de cambios en Polonia y en toda Europa.

La elección de Juan Pablo II significó el principio de una primavera de libertad. La elección del Pontífice dio al pueblo polaco la fuerza moral y espiritual para pasar de resistirse a la injusticia a la victoria del bien sobre el mal.

Juan Pablo II dio luz verde a una revolución moral y espiritual en Polonia y en otros países del centro y este de Europa.

– ¿Es verdad que los rusos no invadieron Polonia porque Wojtyla era el Papa?

Padre Frukacz: no puedo dar una respuesta sencilla a esa pregunta. Actualmente no conocemos todos los documentos del régimen comunista, y lo poco que se sabe es sobre el periodo en el que el General Wojciech Jaruzelski estableció el estado de guerra en el que los derechos civiles fueron derogados y los activistas de Solidaridad (Solidarnosc) fueron arrestados y encarcelados.

Creo que algunos historiadores aciertan cuando escriben que los rusos no invadieron Polonia porque no querían que se repitiese la situación de 1968, cuando invadieron Checoslovaquia. El general Wojciech Jaruzelski sostiene que el 13 de diciembre de 1981 él debía establecer en Polonia el estado de guerra; de otra manera los rusos habrían invadido Polonia. Hoy sabemos que lo que Jaruzelski dijo no es verdad.

Desde este punto de vista algunos documentos y según la base de testimonios, los historiadores en Polonia mantienen que el régimen comunista, de un modo especial Leonidas Brezhnev, primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, querían que el general Jaruzelski y el régimen comunista en Polonia resolviesen el problema de Solidaridad con sus propios medios.

Sabemos que durante ese estado de guerra en Polonia, Juan Pablo II tenía estrechos contactos diplomáticos con el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y escribió una carta a Leonidas Brezhnev para convencerlo de que no invadiera Polonia.

A pesar de ello, no se puede decir de una manera contundente y segura que los rusos no invadieron Polonia porque el cardenal Wojtyla era el Papa.

– Primero los nazis y luego el comunismo, intentaron arrancar las raíces cristianas y eliminar la fe católica en el pueblo polaco. ¿Cuáles fueron las razones de su fracaso?

Padre Frukacz: Es cierto que primero el nazismo y luego el comunismo intentaron arrancar las raíces cristianas y eliminar la fe católica del pueblo polaco. Pero no lo consiguieron.

Creo que el elemento decisivo que salvó a la fe católica fueron las familias polacas, que respetaron y transmitieron a sus hijos el patrimonio espiritual de las generaciones precedentes.

El vínculo de la fe con la cultura cristiana y la cultura nacional era vivo y fuerte en las familias cristianas de Polonia durante el régimen nazi y luego comunismo. Para el pueblo polaco la fe está unida al verdadero patriotismo, que es, el amor a Dios y el amor a la patria.

También creo que tuvieron un importante papel en el mantenimiento de las fuertes raíces cristianas en la sociedad polaca los movimientos cristianos y asociaciones como, por ejemplo, el movimiento Luz-Vida del Siervo de Dios el padre Franciszek Blachnicki. También tuvieron un papel importante los Clubes de Inteligencia Católica, la pastoral académica y las Semanas de Cultura Cristiana, donde artistas presentaban y transmitían la cultura nacional y la literatura a los fieles en las iglesias.

Importante fue la actuación del cardenal Stefan Wyszynski, primado del Milenio. Él fue el que organizó los “Votos de Jasna Gora” en 1956, la novena con ocasión de los 1000 años de la cristiandad en Polonia (1957-1966). Fue el mismo cardenal Wyszynski el que profundizó y difundió la llamada teología de la nación para reforzar la identidad católica de los polacos.

Juan Pablo II también afirmó la importancia y la grandeza del cardenal Wyszynski, cuando dijo: “Yo no habría llegado a ser el Papa polaco en el trono de Pedro si la fe del cardenal Wyszynski no hubiera existido, con su encarcelación y Jasna Gora”.

– Primero la beatificación de Jerzy Popiełuszko, ahora la de Karol Wojtyla, dos héroes modernos. Hay muchos elementos comunes en la valentía y el testimonio heroico de ambos. ¿Puede describirlos?

Padre Frukacz: Ciertamente hay muchos elementos comunes en la valentía y el testimonio heroico del beato Padre Jerzy Popiełuszko y Juan Pablo II.

El primer elemento en mi opinión es su fe fuerte. El beato Padre Jerzy Popiełuszko y Juan Pablo II eran hombres de fe en el sentido de total obediencia a Dios.

Por tanto, ambos hombres constataron en sus vidas la verdadera fidelidad al Evangelio y a los valores cristianos. En el nombre del Evangelio y en nombre del respeto a los valores cristianos en la esfera de la vida pública, ambos defendieron los derechos humanos y la dignidad de las personas.

Ambos dieron testimonio verdadero y valiente de Cristo hasta el derramamiento de sangre. El beato padre Jerzy Popiełuszko fue asesinado por el servicio secreto del régimen comunista, mientras que Juan Pablo II sufrió un ataque en la Plaza de San Pedro e 13 de mayo de 1981.

El padre Popiełuszko y Juan Pablo II promovieron el respeto por los derechos humanos, por los derechos de los trabajadores y la dignidad de las personas humana, todo a la luz del Evangelio.

Para Polonia y para el mundo entero ellos practicaron y testificaron las virtudes de la valentía, la fidelidad a Dios, a la cruz de Cristo y al Evangelio, el amor de Dios y de su patria. Ambos representaron el patriotismo en el sentido cristianos, como cultura y virtud social.

Creo que un elemento común en ambos fue la espiritualidad mariana y la total confianza a María. Para el padre Popiełuszko el ejemplo fue san Maximiliano Kolbe, mientras que para el Papa Juan Pablo II fue san Luis María Grignon de Montfort.

– Usted conocía y mantenía contacto frecuente con Karol Wojtyla. Según su punto de vista ¿qué cualidades especiales tenía Juan Pablo II?

Padre Frukacz: Mi primer encuentro con Juan Pablo II fue duran
te el viaje apostólico a Polonia en junio de 1979. Yo tenía 8 años.

Recuerdo muy bien la blanca figura con los brazos abiertos. Recuerdo la atmósfera de alegría de esos días históricos. Recuerdo las lágrimas de mis padres, especialmente de mi padre, Marian, que tomó parte del Movimiento de Solidaridad.

Después en los siguientes años participé junto a mi familia en los encuentros con Juan Pablo II en Jasna Gora y en Czestochowa durante los viajes de 1983, 1987, 1991, 1997, 1999.

Muy importante para mi espiritualidad fue el encuentro en agosto de 1991, cuando Juan Pablo II vino a bendecir el seminario mayor de Czestochowa. Yo estaba en el segundo año de mis estudios en el Seminario.

Me quedé impresionado con las palabras del Pontífice cuando dijo: “Con completa y entera dedicación, como la actitud de María bajo la cruz…anunciad el Evangelio de su Hijo y su testimonio en la vida, con generosidad, sin comprometeros con el espíritu de este mundo y sin miedo”.

En mi opinión, el Papa polaco fue un hombre de oración. En mi corazón permanece la Misa que concelebré con Juan Pablo II en la capilla privada del Palacio Apostólico el 7 de septiembre de 2000.

Creo que Juan Pablo II fue un hombre de verdadera alegría cristiana. Durante mis estudios en Roma (2000-2007) me reuní con él y hablé con el durante la Navidad, recuerdo bien cuando cantó villancicos con nosotros.

Creo que Juan Pablo II fue un hombre de gran amor al prójimo, a Cristo y a la Iglesia. Él amó mucho a María; era un hombre de rosario. Siempre llevaré conmigo el rosario que me regaló.

– ¿Cuántos polacos vendrán a Roma para la beatificación de Juan Pablo II?

Padre Frukacz: Actualmente no puedo dar el número exacto, pero puedo decir que se está movilizando toda Polonia.

Los medios de comunicación de nuestro país dicen que un millón de peregrinos de Polonia viajarán a Roma para la beatificación de Juan Pablo II.

Por Antonio Gaspari. Traducción por Carmen Álvarez]

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ZENIT Staff

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