Juan XXIII y Juan Pablo II influenciaron profundamente a América Latina

Embajadores ante la Santa Sede expusieron los cambios que produjeron estos papas en el Continente de la Esperanza

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Los pontificados de Juan Pablo II y Juan XXIII y su relación con América Latina, ha sido el tema de un desayuno de trabajo que se realizó el martes 15 de abril en Roma. Participaron al mismo diversos embajadores y periodistas de los países latinoamericanos. Los relatores fueron tres embajadores ante la Santa Sede, el de Brasil, Fontes Pinto; el de México, M. Palacios; y el de Guatemala, Alfonso Roberto Mata Fahsen. El evento fue organizado porla Fundación Promoción Social de la Cultura (www. Fundacionfpsc.org), la Agencia Prestomedia y Mediatrends (www.mediatrendsamerica.com), un observatorio independiente que estudia las tendencias de la información internacional.

El embajador de México destacó el cambio en las relaciones entre Iglesia y Estado durante el pontificado de Juan Pablo II y su viaje a México, precisando los antecedentes liberales y anticatólicos de gobiernos que desde inicios del siglo XIX produjeron una persecución a la Iglesia con la guerra de los cristeros, la prohibición de la educación religiosa a obreros y campesinas y con un proyecto socialista para repartir la tierra.

El primero de los cinco viajes de Juan Pablo II a México, en enero de 1979, produjo una movilización impresionante, dijo. Visitó todas las grandes metrópolis del país y se declaró un ferviente guadalupano. El embajador azteca recordó que ya en 1992, se negociaron reformas constitucionales y se llegó a un acuerdo con plenas relaciones diplomáticas con la Santa Sede y la reforma del estatus de la Iglesia particular. Preciso entretanto que hoy aún hay otras cuestiones abiertas, como el aborto o uniones del mismo género.

Un particular interesante que añadió es que los 35 millones de mexicanos que veneraron las reliquias del papa polaco, estimularon la visita de Benedicto XVI. Concluyó precisando que a Juan Pablo II le tienen fresco en la memoria, más que a Juan XXIII, sin desconocer su importancia. Recordó también la gran cantidad de procesos de canonización a mártires cristeros que se abrieron desde entonces y que la canonización de la madre María Guadalupe parece casi una excepción en el santoral del país en donde 8 de cada 10 son hombres y mártires.

El embajador de Guatemala ante La Santa Sede, Alfonso Roberto Mata Fahsen, tras recordar que Juan Pablo II visitó el país en tres ocasiones, precisó que la primera fue en 1983, cuando Guatemala estaba terminado un conflicto armado interno que duró casi 30 años, con una dictadura en el gobierno, con una situación muy difícil. Recordó que el pedido de clemencia del Papa evitó el ajusticiamiento de un grupo de guerrilleros condenados. Su mensaje era ser portador de paz y de armonía y que no por caso “las conversaciones iniciaron pocos años después, casi desconocidas porque a puertas cerradas, a las que participé”, dijo.

En 1996, la segunda visita se distinguió por el encuentro con la juventud, que favoreció la idea de las jornadas mundiales. Y la tercera ya con un gobierno democrático, el Papa realizó la visita al Santuario de Estipulas, donde después se dieron las reuniones de pacificación. Y se fue diciendo “llevo a Guatemala en el corazón”.

Embajador brasileño Fontes Pinto, por su parte señaló que la situación de la historia de la Iglesia en Brasil fue lo opuesto a la situación de México, porque en su país la Iglesia estuvo siempre muy próxima al Estado. Recorrió desde el imperio a la independencia y posteriormente al nacimiento de la república, llegando a Juan XXIII.

El diplomático recordó a inicios de los años 60 las grandes discusiones existentes, con don Helder Cámara, el Vaticano II, la teología de la liberación y las grandes preguntas de la población sobre el futuro de la Iglesia.

Después con Pablo VI, las discusiones sobre la teología de la liberación, Pero con Juan Pablo II están también sus viajes: en 1980, 1991 y 1993. El del 80 con más de 15 días por el país. El embajador concluyó que Juan Pablo II dejó un sentido de gran unidad y comunión. Y símbolo de esto es que una Iglesia compuesta por hombres tan diversos, hoy tiene una Conferencia Episcopal más unida y que las palabras del papa polaco a los obispos brasileños aún son un punto de unión entre ellos.

Diversos embajadores presentes indicaron la relación de estos dos pontífices con sus respectivos países, el de Argentina, Juan Pablo Cafiero recordó la paz conseguida por Juan Pablo II cuando los militares de ambos países en el poder querían realizar una guerra por cuestiones limítrofes, cambiando la historia de América del Sur. El de Perú, Juan Carlos Gamarra Skeels, de la gran acogida que tuvo el Santo Padre y del fervor que despertó en la población.

El embajador de Venezuela, Germán José Mundaraín Hernández, preciso el rol de Juan XXIII con el tema de las encíclicas, y que la visita de Juan Pablo II fue muy marcada por el tema musical y una visita que fue una contribución muy grande a la calma y conciliación, dijo.

El embajador de Uruguay ante la Santa Sede, Daniel Ramada Pendibene en cambio, indicó que la figura de Juan XXIII en un país marcado por el laicismo como el suyo, produjo un cambio más profundo que el de Juan Pablo II de quien entretanto la memoria es más viva porque más reciente, debido a sus encíclicas y a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que sacó a la Iglesia del centro y la puso como servidora dándole así el debido protagonismo.

Los embajadores de Honduras, Carlos Ávila Molina, y de Costa Rica, Fernando Sánchez Campos, recordaron el papel de Juan Pablo II en el contexto de de los años 80 en América Central. Y el embajador costarricense añadió que el Papa les invitó a salir de su posición aislada para interesarse como mediadora de paz con los demás países de la región.

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Sergio Mora

Buenos Aires, Argentina Estudios de periodismo en el Istituto Superiore di Comunicazione de Roma y examen superior de italiano para extranjeros en el Instituto Dante Alighieri de Roma. Periodista profesional de la Associazione Stampa Estera en Italia, y publicista de la Orden de periodistas de Italia. Fue corresponsal adjunto del diario español El País de 2000 a 2004, colaborador de los programas en español de la BBC y de Radio Vaticano. Fue director del mensual Expreso Latino, realizó 41 programas en Sky con Babel TV. Actualmente además de ser redactor de ZENIT colabora con diversos medios latinoamericanos.

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