Jubileo de los convertidos en Roma

Habla el ex obispo anglicano de Londres, convertido al catolicismo

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CIUDAD DEL VATICANO, 6 nov (ZENIT.org).- Del 2 al 8 de noviembre se está celebrando en Roma la peregrinación jubilar de la organización «Camino a Roma» («Path to Rome»), en la que participan católicos convertidos de otras religiones y particularmente de otras confesiones cristianas.

La iniciativa ha sido promovida por «Miles Jesu», (Soldados de Cristo), una institución que promueve una forma de compromiso cristiano para laicos, más definible como «familia eclesial de vida consagrada». Fundada por el padre español Alfonso María Durán en 1964 en Fénix, Arizona, actualmente cuenta con 23 casas en 13 países, con más de mil asociados, entre los que se cuentan obispos, sacerdotes, laicos consagrados en el celibato y también matrimonios.

Desde 1996, organizan congresos internacionales bajo la denominación «Camino a Roma». Este año jubilar han elegido como tema le Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe «Dominus Iesus», sobre el carácter único y universal de la salvación en Cristo y en su Iglesia.

Entre los ponentes, se encuentra el reverendo Graham Leonard, antiguo obispo anglicano de Londres y presidente de las Conferencias «Camino a Roma», Su Alteza Imperial la archiduquesa Alexandra de Austria, vicepresidente de la Conferencia, así como el cardenal nigeriano Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso; el cardenal Luis Aponte Martínez, arzobispo emérito de San Juan de Puerto Rico; el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y el obispo Rino Fisichella, obispo auxiliar de Roma.

Según explica Patrick Madrid, quien ha publicado el best-seller «Surprised by Truth» («Sorprendidos por la verdad»), las conversiones al catolicismo en Estados Unidos en estos momentos son algo más que un fenómeno para pasar a ser tendencia. Su libro recoge testimonios de pastores y fieles protestantes, bautistas, luteranos, anglicanos…, que a través de sendas muy diferentes han descubierto el camino que lleva a Roma.

Scott Hahn, antiguo ministro ordenado presbiteriano y gran predicador de esa comunidad cristiana, es uno de los nuevos católicos más famosos en Estados Unidos. Ha escrito un libro que en inglés lleva por título un interesante juego de palabras «Rome sweet home» (en español, «El regreso a casa»).«Hay pocas alegrías más grandes que saber que has vuelto a casa, reencontrar a la familia con los padres, los hermanos y las hermanas», reconoce en declaraciones a Zenit.

«Nos hemos enriquecido –añade Hahn– porque ahora tenemos la eucaristía y los otros sacramentos, el esplendor de Cristo y de su Iglesia, María y los santos, el Papa, el Magisterio».

Los que vuelven a la Iglesia católica parecen tener las ideas claras también sobre el papel que la Iglesia de Roma desempeña hoy en el mundo. A este respecto, el ex obispo anglicano de Londres, monseñor Graham Leonard (convertido ahora a la Iglesia católica y prelado de honor de Su Santidad), ha declarado a Zenit que «es muy importante para nosotros comprender el significado de la Iglesia como cuerpo de Cristo, una vía que refleja el hecho de que la Iglesia es una».

«Esta unidad corporal de Cristo con la Iglesia es comunicada a través de los sacramentos, a hombres y mujeres unidos con Cristo vivo a través del Espíritu Santo –añade–. La palabra «comunión» nos recuerda que la unidad de la Iglesia es un don del Señor: se trata de una unidad de la Iglesia forjada en la verdad».

Leonard subraya que «el primado de Pedro es un don de Dios para que la Iglesia en la Tierra sea santa en la verdad y siempre sea misionera».

«Mi formación anglicana –confiesa el ex obispo de Londres– me ha habituado a pensar en la así llamada «autoridad difusa», pero en ausencia de una autoridad que define y declara la fe, basada sobre la revelación de Dios, sólo queda una opinión humana. La «autoridad difusa» es, por tanto, inadecuada para la misión de la Iglesia. Como ha afirmado justamente el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el primado de Pedro no es una invención de los Papas sino un elemento de unidad eclesial sancionado por el Señor y desarrollado por la Iglesia naciente».

Ahora bien, Leonard se pronuncia a favor de un renovado compromiso ecuménico «para que la Iglesia católica y las otras comunidades cristianas reencuentren la comunión».

En este sentido, invita a volver a leer el decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II, indicando luego la encíclica de Juan Pablo II «Ut unum sint» como base para un «renovado diálogo con las Iglesias ortodoxas».

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ZENIT Staff

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