La actualidad de san Pablo en un mundo multirreligioso, según el Papa

Primera catequesis del nuevo ciclo sobre el apóstol de las gentes

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 2 julio 2008 (ZENIT.org).- En un mundo multicultural y multirreligioso, san Pablo tiene un mensaje particularmente actual, considera Benedicto XVI.

El pontífice presentó este miércoles el ejemplo de apóstol de las gentes, en particular su capacidad para asimilar los grandes valores filosóficos de su época y de armonizarlos sin traicionar en lo más mínimo a su fe en Jesucristo.

De este modo comenzó un nuevo ciclo de catequesis en su encuentro semanal con los fieles dedicado a Pablo de Tarso con motivo del Año Paulino (de 28 de junio de 2008 a 29 de junio de 2009), que él mismo ha convocado para celebrar los dos mil años de su nacimiento.

Su primera intervención, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, con la participación de casi diez mil peregrinos, se concentró en presentar un análisis del ambiente en el que el santo vivió, pues –como señaló– «el contexto sociocultural de hoy no es muy diferente al de entonces».

El obispo de Roma presentó a san Pablo como «hombre de tres culturas», «teniendo en cuenta su origen judío, su idioma griego y su prerrogativa de civis romanus (ciudadano romano), como lo testimonia también el nombre de origen latino».

«La visión universalista típica de la personalidad de san Pablo, al menos del Pablo cristiano que surgió tras la caída en el camino de Damasco, debe ciertamente su impulso básico a la fe en Jesucristo, en cuanto la figura del Resucitado supera todo particularismo», reconoció el pontífice.

De hecho, «para el apóstol ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús (Gálatas 3, 28). Ahora bien, la situación histórico-cultural de su tiempo y ambiente también influyó en sus opciones y compromiso».

En particular, el Papa mencionó cómo Pablo acogió los valores positivos de la filosofía estoica, que aunque de manera marginal, influyó en el cristianismo de los orígenes.

«Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta», dice el apóstol en Filipenses (4, 8).

Un filósofo como Séneca, superando todo ritualismo exterior, enseñaba que «Dios está cerca de ti, está contigo, está dentro de ti» (Cartas a Lucilio, 41,1), recordó Benedicto XVI.

Del mismo modo, cuando Pablo se dirige a un auditorio de filósofos epicúreos y estoicos en el Areópago de Atenas, dice textualmente que «Dios… no habita en santuarios fabricados por manos humanas…, pues en él vivimos, nos movemos y existimos» (Hechos de los Apóstoles 17,24.28).

«De este modo, se hace ciertamente eco de la fe judía en un Dios que no puede ser representado en términos antropomorfos, pero se pone también en una longitud de onda religiosa que sus oyentes conocían bien», aclaró el Papa.

Tras su repaso del ambiente cultural del siglo I de la era cristiana el Papa concluyó constatando que «no es posible comprender adecuadamente a san Pablo sin enmarcarlo en su trasfondo, tanto judío como pagano de su tiempo».

«Pero todo esto es igualmente válido para el cristianismo en general», aclaró explicando los motivos por los que ha convocado el Año Paulino: «aprender de San Pablo la fe, aprender de él quién es Cristo, aprender, en último término, el camino para una vida recta», concluyó.

En la tarde de este miércoles, el Papa se trasladó a la residencia pontificia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma.

A partir de esta semana, como es ya habitual, el Santo Padre dirigirá el rezo del Ángelus de los próximos domingos en el patio interno del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo.

Benedicto XVI viajará del 12 al 21 de julio a Sydney, en Australia, para presidir la XXIII Jornada Mundial de la Juventud.

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ZENIT Staff

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