La agencia vaticana de ayuda a las Iglesias Orientales ayudará a Bulgaria

La Iglesia tuvo que partir casi de cero en 1989 en ese país 

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ROMA, martes 23 de junio de 2009 (ZENIT.org).- En Bulgaria, la Iglesia tuvo que empezar casi de cero tras la caída del comunismo en Europa y ahora tiene numerosas necesidades para las que la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO) aportará apoyo financiero. 

Así lo aseguró el secretario general de esta agencia vaticana de ayuda a las Iglesias Orientales, el sacerdote Leon Lemmens, este lunes ante los micrófonos de Radio Vaticano. 

Bulgaria se encuentra en la agenda del encuentro semestral de responsables de la ROACO, que se está celebrando en Roma desde el lunes hasta el miércoles de esta semana. 

Según explicó Lemmens, «durante el régimen comunista, la Iglesia católica fue duramente perseguida» en Bulgaria. 

«La Iglesia greco-católica fue suprimida -continuó-. Casi todos los sacerdotes, todos los religiosos y las religiosas y también los obispos fueron encarcelados; algunos murieron, otros fueron asesinados; también hay mártires católicos búlgaros». 

«Cuando la Iglesia católica renació, en 1989, tuvo que empezar casi de cero -prosiguió-. Ciertamente, no les resulta fácil recomenzar». 

Actualmente, la Iglesia católica en Bulgaria es una «realidad pequeña»: los cerca de 80.000 católicos representan el 1% de la población del país. 

Pero la RIACO se ha propuesto ayudarla porque, en palabras de su secretario general, «el amor universal de Roma no se olvida de las pequeñas comunidades católicas dispersas por el mundo».

La importancia de la paz en Tierra Santa para la paz mundial

Otro de los temas de la reunión de los responsables de la ROACO es el de la situación de los cristianos en Tierra Santa y en todo Oriente Medio, con la intervención, esta mañana, del Patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fouad Twal, y el cardenal Leonardo Sandri. 

Sobre esta cuestión, Lemmens destacó la importancia de la presencia de la comunidad cristiana en Tierra Santa, memoria viva, y no sólo piedras, de la vida de Jesús y sus discípulos en ese lugar. 

Y también la importancia de esta presencia en todo Oriente Medio porque ahí es donde nacieron las tres grandes religiones monoteístas -el judaísmo, el cristianismo y el Islam- y «vivir juntos pacíficamente tiene una importancia enorme para la paz en todo el mundo». 

«Ésta es una misión grande y permanente para los cristianos que viven en esta parte del mundo», afirmó. 

«Pienso en los monasterios, las iglesias, los hospitales, las escuelas y también las universidades, que son en efecto «jardines de paz» donde cristianos y musulmanes viven juntos», añadió. 

Y concluyó: «Apoyar a los cristianos de Tierra Santa es una manera de dar vida a la comunidad de los discípulos de Jesús, pero también una ocasión para trabajar por la paz en Oriente Medio y en todo el mundo». 

La ROACO es un comité vinculado a la Sagrada Congregación para las Iglesias Orientales, y lo preside su prefecto, el cardenal Leonardo Sandri. 

Su misión consiste en canalizar la distribución de las ayudas materiales procedentes de otras partes del mundo.  

Forman parte de la ROACO la Catholic Near East Welfare Association y la Pontificia Misión para Palestina (ambas de Estados Unidos), así como agencias de Alemania, Francia, Suiza, Países Bajos y Austria.

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ZENIT Staff

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