'La alegrí­a de evangelizar' lleva a un empeño pastoral en el futuro cercano

Monseñor Fisichella da unas claves de lectura sobre la nueva exhortación apostólica. El papa la escribió en idioma español

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Esta mañana se ha publicado la primera exhortación apostólica del pontificado de Francisco “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio). El texto, escrito a raíz del sínodo sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012 y convocado por su antecesor el Papa Benedicto XVI, ha sido presentado en rueda de prensa por el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, junto con los arzobispos Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos y Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

La exhortación, de 222 páginas, está dividida en cinco capítulos y una presentación. Los capítulos están dedicados a la transformación misionera de la Iglesia; la crisis del compromiso comunitario, el anuncio del Evangelio, la dimensión social de la evangelización y a los evangelizadores con espíritu.

El padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede ha explicado que la exhortación ha sido un trabajo personal del santo padre, escrito principalmente durante el mes de agosto y originalmente en lengua española.

Por su parte, monseñor Fisichella ha explicado que este documento está escrito «bajo la luz de la alegría con el fin de redescubrir la fuente de la evangelización en el mundo contemporáneo» y delinea  «los caminos del compromiso pastoral que la ocuparán en el futuro cercano. Una invitación a recuperar una visión profética y positiva de la realidad, sin por ello dejar de ver las dificultades. El Papa Francisco infunde valentía e invita a mirar hacia adelante no obstante el momento de crisis, haciendo una vez más de la cruz y de la resurrección de Cristo la ‘insignia de la victoria'».

Asimismo ha señalado que el papa «imprime en estas páginas no solo su anterior experiencia pastoral, sino sobre todo su llamado a aprovechar el momento de gracia que la Iglesia está viviendo para emprender con fe, convicción y entusiasmo la nueva etapa del camino de evangelización». Y en el centro de la evangelización coloca a la persona de Jesucristo, el primer evangelizador.

Por una parte, ha continuado monseñor Fisichella, «el papa Francisco se dirige a las iglesias particulares para que, viviendo en primera persona los desafíos y las oportunidades propias de cada contexto cultural, estén en grado de proponer los aspectos peculiares de la nueva evangelización en sus países». Por otra, «el papa traza un denominador común que le permita a toda la Iglesia, y a cada evangelizador en particular, reencontrar una metodología común para convencerse de que el compromiso de evangelización es siempre un camino participado, compartido y jamás aislado».

Ha llamado la atención sobre los siete puntos recogidos en los cinco capítulos de la exhortación, ya que «constituyen las columnas basilares de la visión del Papa Francisco sobre la nueva evangelización: la reforma de la Iglesia en salida misionera, las tentaciones de los agentes pastorales, la Iglesia entendida como totalidad del pueblo de Dios que evangeliza, la homilía y su preparación, la inclusión social de los pobres, la paz y el diálogo social y las motivaciones espirituales en el compromiso misionero».

El elemento que mantiene unidas estas temáticas -ha matizado- se concentra en el amor misericordioso de Dios que sale al encuentro de cada persona para manifestar el corazón de su revelación: la vida de cada persona adquiere sentido en el encuentro con Jesucristo y en la alegría de compartir esta experiencia de amor con los demás.

Monseñor Fisichella también ha subrayado que «el papa, como ya es habitual, profundiza sobre algunas expresiones impactantes y crea neologismos para hacer entender la naturaleza misma de la acción evangelizadora. Entre ellos, ha mencionado el ya conocido “primerear”; «esto quiere decir que Dios nos precede en el amor, indicando a la Iglesia el camino que debe seguir».

En este capítulo, también «aparece entonces un fuerte reclamo del papa para que se establezca un sano equilibrio entre el contenido de la fe y el lenguaje que lo expresa. Puede suceder, a veces, que la rigidez con la que se pretende conservar la precisión del lenguaje, vaya en detrimento del contenido, comprometiendo así la visión genuina de la fe».

El segundo capítulo está dedicado a acoger los desafíos del mundo contemporáneo y a superar las fáciles tentaciones que minan la nueva evangelización. En primer lugar, afirma el Papa, es necesario recuperar la propia identidad, sin esos complejos de inferioridad que conducen a “ocultar la propia identidad y las convicciones… [y] que terminan sofocando la alegría de la misión en una especie de obsesión por ser como todos los demás y por tener lo que los otros tienen”

El papa Francisco explica, en el tercer capítulo que «la evangelización es una tarea de todo el pueblo de Dios, ninguno está excluido. Ella no está reservada ni puede ser delegada a un grupo particular. Todos los bautizados están directamente involucrados en ella».

El cuarto capítulo, ha proseguido monseñor Fisichella, está dedicado a la reflexión sobre la dimensión social de la evangelización. Un tema muy apreciado por el papa Francisco -ha recordado- porque “si esta dimensión no se explicita debidamente, se corre siempre el riesgo de desfigurar el significado autentico e integral de la misión evangelizadora”.

El último capítulo busca expresar el “espíritu de la nueva evangelización”, ha afirmado. «Este se desarrolla bajo el primado de la acción del Espíritu Santo que infunde siempre y de nuevo el impulso misionero, a partir de la vida de oración en la que la contemplación ocupa el puesto central».

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ZENIT Staff

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