La beatificación de la Madre Teresa, motivo de fiesta entre sus religiosas en Bagdad

Durante la guerra, decidieron permanecer junto a los niños que cuidan

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BAGDAD, 21 octubre 2003 (ZENIT.orgAvvenire).- A las celebraciones en todo el mundo con motivo de la beatificación de la Madre Teresa de Calcuta ?presidida por Juan Pablo II el pasado domingo en Roma? se unieron desde la capital iraquí cuatro Misioneras de la Caridad junto a 24 niños confiados a su cuidado.

Las religiosas celebraron con alegría y sentido de esperanza la beatificación de su fundadora. Presentes Bagdad desde 1990, el gobierno de entonces les concedió una casa.

«Nuestra tarea, además de la atención a los niños, ha sido la de proporcionar a la población alimento y medicinas», explica sor Nancy.

Los bombardeos de la última guerra, la muerte de más de medio millón de niños desde 1990, la falta de alimentos, de medicinas y de electricidad son, según la superiora de la Casa, Sor Densy, las mayores plagas para la población.

«Siguiendo las enseñanzas de la Madre Teresa de estar siempre entre los más pobres de la tierra ?observa? hemos intentado hacer lo posible, en estos meses, sobre todo por estos niños con incapacidades físicas y mentales».

De las cuatro religiosas, tres proceden de la India y una de Bangladesh. «Vivimos al día ?continúa sor Nancy–. Los iraquíes fueron muy generosos con nosotros y nació una colaboración mutua especialmente, durante los bombardeos».

En los días del asedio a la capital iraquí «intentamos mantener la calma y de llevar consuelo y esperanza a nuestros niños, y de mantener en sus labios la sonrisa. Les decíamos: ?Dios nos protege?», añade.

«Cuando estalló la guerra, nuestra superiora, sor Nirmala, nos dio la posibilidad de dejar el país ?subraya–. Las cuatro decidimos permanecer aquí para ocuparnos de nuestros pequeños».

La presencia de las Misioneras de la Caridad en Bagdad no es la primera ni la única en un país en conflicto. De las 710 casas fundadas en 132 países, muchas de éstas han sido abiertas en naciones en permanente guerra, como Sri Lanka, Ruanda, Burundi, Uganda, Colombia o Israel.

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ZENIT Staff

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