La bomba demográfica se ha desactivado

La preocupación ahora es el descenso de población

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SOFÍA, sábado, 25 febrero 2006 (ZENIT.org).- Algunos países están publicando datos que revelan graves carencias en el número de niños nacidos. El 9 de enero, un informe de la Academia Búlgara de Ciencias predecía que la población descenderá de los 8 millones del 2001 a 7 millones en el 2020, según Agence France-Presse.

Si en las próximas décadas se mantiene el actual número de niños nacidos por mujer, de 1,2 a 1,3, la población podría incluso reducirse hasta los 4,5 millones en el 2050. Algunos países europeos han experimentado un incremento en la tasa de natalidad. Pero otros, como España e Italia, están al mismo nivel que Bulgaria.

Italia ha experimentado una ligera subida en la tasa de natalidad en el último par de años, pero la situación todavía es grave. Según datos oficiales, informaba el periódico Corriere della Sera el pasado 21 de octubre, la media de edad de los hombres cuando tienen su primer hijo es actualmente de 33 años. La edad media de un nuevo padre en España y Francia es de 30 y 31 años.

Por otro lado, el 40% de los hombres italianos entre 30 y 34 años todavía viven en casa con su mamá; la cifra para las mujeres es del 20%.

Los efectos sobre la pirámide de edad de la población italiana son incluso más evidentes. El 4 de noviembre, Reuters informaba que el porcentaje de personas con 65 años o más con respecto a los de menos de 15 años alcanzó el 137,7 por 100 en el 2004. Otros países europeos – Alemania, España, Portugal y Grecia – también tienen más personas con más de 65 años que con menos de 15, pero el desequilibrio no es tan severo.

Rusia también tiene graves problemas. El periódico británico Guardian informaba el 29 de diciembre que la combinación de una alta mortalidad (especialmente en los hombres), un montón de abortos y pocos nacimientos ha conducido a un descenso de la población de Rusia de casi el 7% en los últimos 15 años. Actualmente en los 143 millones, se pronostica que descienda en 20 millones en las próximas dos décadas.

El Guardian citaba un informe de un lobby de negocios, Delovaya Rossiya, advirtiendo de que el país perderá más de 400.000 millones de dólares en los próximos 20 años si no logra abordar el tema del descenso de población.

«El déficit de mano de obra ya se está notando», afirmaba Andrei Korovkin, un experto en recursos laborales. «Incluso con un punto de vista pesimista sobre el crecimiento económico, en el 2010 éste será el hecho más grave que limite el desarrollo de la industria rusa».

Japón se contrae

Poco antes de las Navidades, Japón anunció que por primera vez su población había descendido. Una encuesta del ministerio de sanidad mostraba que, en el 2005, el número de muertes superó al de nacimientos en 10.000, informaba el 21 de diciembre Associated Press. El índice actual de niños por mujer, 1,29, es también una cifra baja.

Poco antes de la publicación de las estadísticas, un informe del gobierno advertía de que la población de Japón podría contraerse a la mitad a final de siglo, informaba Reuters el 16 de diciembre.

«En comparación con naciones que han elevado recientemente sus tasas de natalidad, como Francia y Suecia, no podemos decir que las políticas de nuestra nación sean realmente suficientes», afirmaba el informe.

En Corea del Sur, funcionarios del gobierno también se han mostrado preocupados por la falta de niños. De hechos, tras décadas de promover el control de nacimientos, Corea del Sur y otros países asiáticos tratan ahora de persuadir a los padres para que tengan más hijos, informaba el 21 de agosto el New York Times.

«En los próximos dos o tres años, no seremos capaces de aumentar la tasa de natalidad», afirmaba Park Ha Jeong, director general en el ministerio de sanidad. «Pero tenemos que parar el descenso, o será demasiado tarde».

El porcentaje de niños por mujer en Corea del Sur ha caído hasta el 1,19. Taiwán no está mucho mejor, con un 1,22.

No fue hasta el año pasado cuando el gobierno de Corea del Sur se comprometió a elevar la tasa de natalidad. «Deberíamos haber puesto en funcionamiento estas políticas a últimos de los noventa», afirmaba Park, «pero nos hemos centrado en que disminuyera la tasa de natalidad en los últimos 40 años y resulta difícil cambiar de dirección». Queda por ver el éxito que tendrá el gobierno a la hora de invertir las tendencias de fertilidad.

Tendencia al envejecimiento

La población también está envejeciendo rápidamente en Canadá, anunció el organismo oficial Statistics Canada. El número de personas con 65 años o más alcanzará al de menos de 15 en el 2015, informaba el 15 de diciembre el periódico Globe and Mail.

Para el 2031, se espera que el número de ancianos sea de 8,9 millones a 9,4, casi el 25% de la población en comparación con el actual 13%. El número de niños, en contraste, se prevé que sea de 4,8 millones a 6,6. Al mismo tiempo, el número de personas en edad laboral (15 a 64 años) descenderá del actual 70% a un 60% en los años anteriores al 2030.

En Estados Unidos, la población también está envejeciendo. Un reportaje del Washington Times el 26 de diciembre observaba que el primero de los 78,2 millones de baby boomers, como se conoce a los nacidos entre 1946 y 1964, está a punto de alcanzar los 60 años. Y durante los próximos 25 años todo el país comenzará a tener una pirámide de edad parecida a la de Florida, donde el 20% de la población tiene 65 años o más.

Este cambio presenta graves desafíos a los programas de asistencia social y a los presupuestos del gobierno. El número de personas que reciben seguridad social o asistencia médica crecerá en 27 millones en las próximas dos décadas, mientras que el número de los que trabajan, y pagan impuestos para financiar estos servicios, crecerá sólo en 18 millones.

Impacto económico

«Por el camino por el que actualmente vamos», afirmó David Walker, director de la oficina de contabilidad del gobierno, una agencia federal, «o tiene que haber cambios dramáticos en los programas asistenciales y en otros gastos federales, o dramáticos aumentos de impuestos para tapar el agujero fiscal».

De hecho, durante la próxima mitad de siglo los servicios de salud y bienestar podrían alcanzar un nivel conjunto de cerca del 24% del producto interior bruto, que es casi el equivalente a la suma actual de los gastos del gobierno federal en todos los sectores.

Los costes del envejecimiento también fueron examinados recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Un estudio de la OCDE advertía de que el crecimiento económico mundial puede descender cerca de 1,7% al año durantes las próximas décadas, informaba el Financial Times el 1 de octubre. Tal índice de crecimiento representaría una caída del 30% en comparación con las pasadas décadas, aunque a las personas mayores se les anime a trabajar durante más tiempo para compensar la tasa de natalidad.

Para el 2050, en los países desarrollados habrá una media de siete personas ancianas e inactivas sostenidas por sólo 10 trabajadores, comparada con la relación de 4 por cada 10 trabajadores en el 2000. En Europa dicha relación será de uno por cada trabajador.

Frente a estos hechos, algunos antiguos partidarios de la planificación familiar han reconocido sus errores. Adam Werbach, antiguo presidente nacional del Sierra Club en Estados Unidos, publicaba un artículo el 5 de octubre en la página web American Prospect Online, admitiendo que las políticas de control de población han sido un error.

En los últimos años, un grupo dentro del Sierra Club intentó adoptar políticas contrarias a la inmigración, una medida resistida con éxito por Werbach y otros. «En el marco del control de població
n, el número de personas y su localización en el planeta es el problema de raíz que es necesario resolver», explicaba.

Pero, continuaba Werbach, este no es el principal problema. Invitó a los «activistas de población» a cambiar de rumbo y concentrarse en mejorar la situación de la mujer y mejorar el sistema sanitario y la educación. En lugar de preocuparnos por el control de población, necesitamos desencadenar el potencial humano, explicaba Werbach. Una lección que muchos países sólo están comenzando a aprender ante el descenso de su población.

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ZENIT Staff

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