La búsqueda de la paz da origen a la Comisión para el diálogo católico-judío

Formada por el Gran Rabinado de Israel y la Santa Sede

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 marzo 2003 (ZENIT.org).- La búsqueda de la paz y de la promoción de los valores religiosos se ha convertido en el argumento principal de la primera reunión de la Comisión mixta para el diálogo católico-judío.

La nueva institución, que está formada por una Delegación del Gran Rabinato de Israel y por una Delegación de la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, se encontró en Grottaferrata (población cerca de Roma) del 23 al 27 de febrero.

La Delegación judía estaba presidida por el rabino Shar Yishuv Cohen, mientras que el cardenal Jorge Cardinal Mejía, archivista y bibliotecario de la Santa Romana Iglesia, era el presidente de la Delegación católica.

El comunicado final del encuentro, distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano este lunes, subraya que el «diálogo debe consistir en la verdad y en la honestidad, en el respeto de nuestras diversas identidad religiosas».

«Nosotros dialogamos en cuanto creyentes que tienen raíces y un patrimonio espirituales comunes. El diálogo es un valor en sí, y excluye cualquier intención de conversión», aclara el documento.

En su intento por promover la paz y los valores religiosos, católicos y judíos subrayaron dos campos fundamentales: «La santidad de la vida humana», y «los valores de la familia».

«Toda vida humana es santa, sacrosanta e inviolable. Según el libro del Levítico (19, 2), la santidad de Dios fundamenta el imperativo esencial del comportamiento humano: «¡Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy Santo!»», afirma el comunicado conjunto conclusivo.

«Todo atentado a la vida de un ser humano es contrario a la voluntad de Dios, es una profanación del Nombre de Dios, atenta directamente contra la enseñanza de los profetas. Suprimir cualquier vida humana, incluida la propia, aunque sea en nombre de Dios, es un acto sacrílego», afirman los representantes católicos y judíos.

Por eso, añaden, «la violencia terrorista, en cualquier parte del mundo, contradice la fe en Dios, creador del ser humano, que lo cuida y lo ama».

Por lo que se refiere a la promoción de los valores de la familia, judíos y católicos reconocen el «gran valor» que tiene el matrimonio «en la perspectiva religiosa», «pues Dios ha bendecido esta unión y la ha santificado».

«La familia y la unidad doméstica ofrecen un ambiente de cariño y protección que alimenta a los hijos, y garantiza su educación apropiada, fieles a la propia tradición y a las propias creencias. La unidad familiar es el fundamento de toda la sociedad», añaden..

«En esta perspectiva –concluyen–, no podemos estar de acuerdo con «modelos alternativos» de unión de parejas y de familia».

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ZENIT Staff

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