La caridad hoy: Llevar el amor de Cristo a los «derrotados de la vida»

Según explica el Papa a las Hermanas de Santa Isabel

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 15 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Los «derrotados de la vida» –desde el punto de vista de la mentalidad dominante– necesitan ayuda material y el «consuelo espiritual» que sólo puede transmitir quien vive en «diálogo íntimo» con Cristo, considera Juan Pablo II.

Es el consejo que dejó este lunes al recibir en audiencia a las Hermanas de Santa Isabel que participan en el capítulo general que ha elegido como nueva superiora general a la madre Samuela Werbinska, de 45 años.

La Congregación fue fundada en 1842 por Klara Wolff, Mathilde y Maria Merkert y Franziska Werner, en la ciudad polaca de Nysa, que entonces pertenecía a Alemania, para responder a las necesidades de los más indigentes.

Las religiosas se dedican en particular a los enfermos en sus propias casas y en hospitales, asisten a ancianos y abandonados, y a niños con discapacidades. A los niños y jóvenes, las Hermanas de Santa Isabel ofrecen también educación.

Hoy día la congregación se compone de 1.800 religiosas presentes en Brasil, Dinamarca, Lituania, Alemania, Israel, Italia, Noruega, Polonia, República Checa, Suecia, y Ucrania.

«Cultivando una intensa vida de oración y de escucha de Dios, os resultará más fácil asegurar a los hermanos y a las hermanas que se encuentran en dificultad no sólo el apoyo material, sino también el consuelo espiritual», explicó el Papa en su discurso pronunciado en italiano.

«En estos días, estáis estudiando cómo responder con «fidelidad creativa» a los desafíos de la sociedad actual», constató.

«Es necesario volver a comenzar por Cristo y testimoniar, de manera sencilla y concreta su amor misericordioso por todos, de manera especial por quienes, al encontrarse en los márgenes de nuestra sociedad, son considerados como los «derrotados» de la vida», concluyó el pontífice.

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ZENIT Staff

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