La causa de canonización de Ángel Herrera Oria pasa a la fase romana

Termina el proceso diocesano de canonización del cardenal periodista

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MADRID, miércoles, 22 diciembre 2010 (ZENIT.org).- El obispo Vicente Jiménez de Santander, España, presidió este martes 21 de diciembre, en la iglesia de Santa Lucía de la capital cántabra, una Eucaristía, tras la clausura del proceso diocesano de canonización del cardenal Ángel Herrera Oria (1886-1968), originario de esta tierra norteña de la península ibérica.

El acto público de clausura de la causa diocesana se celebró en el Aula Magna de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, presidido por el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal. La Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) organizó tanto este acto como el de la eucaristía de Santander.

En 1996, se inició el proceso diocesano de canonización del que fuera destacado intelectual y periodista español, antes de acceder al sacerdocio, desde el que llegó a ser obispo de Málaga y luego creado cardenal por el papa Pablo VI.

En la Diócesis de Santander –el padre dominico Crescencio Palomo fue el postulador de la causa–, se recogieron los testimonios de quienes le conocieron, sobre la fe, virtudes y fama de santidad del siervo de Dios Ángel Herrera Oria.

Un tiempo que no parece exagerado, dada la riqueza de la vida y obras de una de las personalidades más brillantes del siglo XX en España.

La documentación fue remitida a la Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, donde seguirá la tramitación habitual prevista por el derecho canónico.

Ángel Herrera Oria nació en Santander, el 19 de diciembre de 1886, y fue ordenado sacerdote a los 53 años, después de una fructífera vida profesional marcada por la abogacía, el periodismo y la acción social.

En los años de la posguerra, la sociedad española, privada de la acción pastoral de más de seis mil sacerdotes y religiosos asesinados, muchos de ellos ya declarados mártires por la Iglesia, vió florecer vocaciones al sacerdocio tardías y tan valiosas  como la de Herrera, aunque su llamada a la acción pastoral es inmediatamente  anterior a un conflicto que se veía cercano.

En 1947, fue designado obispo de Málaga, y Pablo VI le creó cardenal en 1965. Falleció el 28 de julio de 1968.

En febrero de 2004, fue nombrado hijo predilecto de Cantabria, distinción con la que se reconoció su preocupación por el mundo obrero y social y la modernización del catolicismo español, mediante su actividad periodística y su labor social. Destacó su actividad pastoral en la posguerra, especialmente en el pavoroso incendio que consumió la ciudad de Santander de 1941, siendo Herrera capellán de prisiones.

En su actividad cultural y educativa, Herrera Oria organizó cursos de verano similares a los impartidos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander –en la línea de los que organizaba en el primer tercio de siglo la Institucion Libre de Enseñanza–, con la participación de destacados profesores, como Eugenio D’Ors, fray Justo Pérez de Urbel OSB, o Bruno Ibeas, entre otros intelectuales de referencia para los seminaristas de la época.

La formación de los seminaristas españoles era ya una preocupación de la Santa Sede, durante el conflicto de 1936-1939, que se refleja en el epistolario del entonces primado de España cardenal Gomá.

Ángel Herrera había sido director del diario El Debate, periódico de la mañana que convivió durante un tiempo con el diario de la tarde YA, fundado para llegar sobre todo a la clase obrera de la periferia de Madrid, a su salida del trabajo, ambos de la Editorial Católica. La cuestión educativa y la cuestión obrera eran problemas que preocupaban hondamente a la Iglesia del momento.

Herrera fue fundador de la Escuela de Periodismo de El Debate, y del grupo periodístico de la Editorial Católica (EDICA), con una red de diarios situados estratégicamente en la periferia de la península.

El heredero de El Debate (cerrado el 19 de julio de 1936), fue el YA que pasó a ser diario de la mañana, y fuente de noticias de la capital para una cadena integrada por el Ideal de Granada, El Ideal Gallego de La Coruña, el Hoy de Badajoz, La Verdad de Murcia, la revista infantil Jeromín y la agencia Logos.

En 1935, dimitió de la presidencia de la ACdeP y de la dirección de la Escuela de Periodismo de El Debate y, en 1936, antes del comienzo de la última guerra española, viajó a Friburgo, Suiza, donde inició su preparación al sacerdocio, en el Seminario de San Carlos, siendo ordenado sacerdote el 28 de julio de 1940.

Curioso, que la fecha citada marca en la actualidad la festividad de san Pedro Poveda, sacerdote mártir, con el que el siervo de Dios y un hermano suyo, Enrique Herrera Oria SJ, compartieron inquietudes educativas en el Madrid de preguerra.

El periodista Herrera, muy relacionado con la intelectualidad del agitado Madrid previo al golpe de Estado y posterior guerra civil, promovió la creación del partido Acción Nacional, presidió la Junta Central de Acción Católica, fundó el Centro de Estudios Universitarios (CEU), y los cursos del Colegio Cántabro de Santander.

Creó el Instituto Social Obrero, la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), y durante muchos años presidió la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), que creó junto al sacerdote Ángel Ayala SJ, pedagogo, creador de la “pedagogía activa”.

Participó en el realojo de los pescadores de Puertochico de Santander, en el bloque donde está actualmente la Comunidad de Hermanas Mercedarias de la Caridad, lugar en el que fundó la Escuela Sacerdotal para complementar la formación de los sacerdotes.

Creó la Gran Escuela de Aprendices, en la que aprendieron oficios miles de jóvenes, entre 1943 y 1957. En 1960, el Ministerio de Educación asumió nuevas competencias y reconvirtió la Escuela en Maestría, después en Politécnica, y finalmente en Instituto de Enseñanza Secundaria.

Herrera cedió al Obispado cántabro el solar donde se encuentra el actual templo de Nuestra Señora de la Bien Aparecida de Santander.

El 3 de mayo de 1947 fue nombrado obispo de Málaga, Andalucía. Allí impulsó la creación de más de doscientas escuelas-capilla, en ámbitos rurales, con el fin de paliar el elevado índice de analfabetismo de la provincia. En Nerja, Málaga, se creó una Escuela de Magisterio Rural para proveer de maestras a estas escuelas.

En 1951, inauguró el Colegio Mayor Universitario San Pablo y fundó el Instituto Social León XIII, ambos en la ciudad universitaria de Madrid. En 1968, emprendió sus últimas iniciativas en la Fundación Pablo VI, a la que incorporó el Instituto Social León XIII, la Escuela de Ciudadanía Cristiana, el Colegio Mayor Pío XII, la Residencia Pío XI, la residencia sacerdotal, el Instituto de Cultura Popular, y la Escuela de Periodismo de la Iglesia. La mayoría de estas entidades educativas de nivel universitario subsisten en la actualidad.

El 28 de julio de 1968, otra vez la fecha simbólica, falleció en Madrid.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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