La celebración litúrgica libera el corazón y da esperanza cristiana; asegura un mensaje pontificio

Dirigido a la 57a Semana Litúrgica Nacional Italiana

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 23 agosto 2006 (ZENIT.org).- En un mensaje firmado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, Benedicto XVI asegura que la celebración litúrgica permite experimentar la bondad de Dios, reforzando así la esperanza cristiana.

La misiva, publicada este miércoles por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, está dirigida a los participantes en la 57a Semana Litúrgica Nacional Italiana, que se celebra en Varese del 21 al 25 de agosto en torno al argumento: «Celebramos a Jesucristo, esperanza del mundo».

«En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana», afirma el mensaje, citando el numero 17 de la encíclica «Deus caritas est».

De este modo, añade el texto, «la experiencia de la bondad de Dios en la liturgia se convierte en renovación del don de la esperanza».

«Al liberar el corazón del hombre de las angustias cotidianas, la celebración litúrgica da nueva confianza; el momento de la celebración comunica la alegría de esperar en un mundo mejor, de vivir en la Iglesia, de ser amados por Dios y de poder volverle a amar de nuevo, de ser perdonados y salvados».

«Por este motivo –pidió a los liturgistas italianos–, hay que ayudar al creyente a comprender que para custodiar, reavivar y comunicar la esperanza tiene que volver a celebrar, a contemplar a Jesús, el Resucitado».

«Entonces la oración abre nuestra vida al proyecto de Dios nos lleva a ser dóciles instrumentos en sus manos para transformar la manera de vivir y, por consiguiente, la historia de nuestro ambiente», asegura el mensaje.

«De este modo –concluye–, la celebración litúrgica abarca varios aspectos de la existencia: el mundo de los afectos y de las relaciones, la fragilidad y las debilidades compartidas, la experiencia del trabajo y del descanso, proclamando siempre la primacía del amor de Dios».

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ZENIT Staff

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