La Comunidad Ecuménica de Taizé reúne en Barcelona a 80 mil jóvenes

Un encuentro en el que la protagonista ha sido la oración

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BARCELONA, 1 ene 2001 (ZENIT.org).- Se ha concluido hoy en Barcelona el vigesimotercer en Encuentro Europeo de Jóvenes organizado por la Comunidad Ecuménica de Taizé, que en esta ocasión congregó a 80 mil peregrinos en la capital catalana.

Los participantes se dijeron adiós tras la eucaristía final, al participar en una comida de año nuevo con las familias que les han acogido durante los cinco días que ha durado el acontecimiento.

El balance final es sumamente positivo. Y no sólo para los jóvenes, sino también para la Iglesia local (se han movilizado más de 300 parroquias), y para las personas –en ocasiones alejadas de la fe–, que han querido acoger en sus casas a estos chicos y chicas procedentes de todas las partes de Europa. Lo único que pedían los jóvenes eran «dos metros cuadrados» para poder extender el saco de dormir.

De hecho, 50 mil procedían de fuera de España. 35.000 han venido de países del Este de Europa: principalmente de Polonia, Rumanía, Rusia, Croacia, Lituania Ucrania y de la actual Yugoslavia, muchos de ellos ortodoxos. Asimismo, han participado 7.000 jóvenes italianos y 4.000 de Austria, Alemania y Suiza.

Desde el gobierno de Cataluña, los ayuntamientos locales, las Fuerzas Armadas hasta los sindicatos han hecho todo lo posible para lograr que este vigesimotercer encuentro de Taizé se convierta en una auténtica peregrinación continental.

El fruto más evidente lo han podido constatar los catalanes en estos días: ver a un número tan elevado de jóvenes, con grandes diferencias culturales entre sí, pertenecientes a diferentes confesiones cristianas, que se reúnen para rezar juntos con plena sencillez, aceptando con una sonrisa las dificultades que obviamente se pueden presentar, obliga a una reflexión tanto a los cristianos como a los no cristianos.

La televisión francesa y la española transmitieron el 31 de diciembre la misa de los jóvenes celebrada en varios idiomas.

Juan Pablo II se hizo presente en el encuentro enviando un mensaje al «querido hermano» Roger, fundador de la Comunidad Ecuménica de Taizé, en el que alienta a los jóvenes a «difundir generosamente, con el entusiasmo que les caracteriza, el clima evangélico experimentado durante las Jornadas Mundiales de la Juventud».

«En los albores del tercer milenio –continúa diciendo el mensaje papal– que los caminos del diálogo, de la fraternidad y de la oración, constituyan la audaz respuesta de los jóvenes para ayudar a hacer brotar esa primavera de la vida, de la reconciliación y de la salvación ardientemente deseada por Cristo».

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Ricardo María Carles, que ha acogido el encuentro, participó en algunos de los momentos más destacados del mismo, así como el abad de Montserrat, Josep María Soler.

Han enviado también su mensaje de cercanía a estos jóvenes líderes de otras Iglesias y comunidades cristianas, como el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I; el patriarca ortodoxo de Moscú, Alejo II; el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, George Carey.

Las autoridades civiles no se han quedado atrás. El presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, participó en uno de los encuentros de oración. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan ha enviado un mensaje especial, así como Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea.

La Comunidad Ecuménica de Taizé (http://www.taize.fr/) anima esta «Peregrinación de confianza sobre la tierra» para apoyar a estos jóvenes, pero sin reunirles en un movimiento. Todos los años, Frère Roger escribe con motivo del encuentro una carta a los jóvenes traducida en sesenta idiomas.

Ahora estos miles de jóvenes han dicho adiós a Barcelona. Algunos afrontan cuatro o cinco días de viaje con destino a Rusia, Bielorrusia, Albania o Rumanía… Al subir a los trenes o autobuses no daban, sin embargo, signos de miedo al cansancio.

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ZENIT Staff

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