La credibilidad de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en apuros

La elección de Cuba como miembro de la comisión hace fruncir el ceño en Ginebra

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GINEBRA, 10 mayo 2003 (ZENIT.org).- La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas clausuró su reunión anual de seis semanas hace quince días en Ginebra. El análisis del estado de los derechos humanos en el mundo creó controversia, en parte por el anuncio del pasado enero de que Libia sería el país presidente de la comisión este año.

La comisión también se acaparó duras críticas tras la reelección de Cuba como uno de sus miembros, informó el 29 de abril Associated Press. La elección tuvo lugar poco después de que el gobierno de Cuba acallara a 78 periodistas, escritores y disidentes de la oposición con largas penas de prisión. Las autoridades también ejecutaron a tres secuestradores que habían intentando hacerse con un transbordador, sin derramar sangre, para huir a Estados Unidos.

Los 53 miembros de la comisión se dividen por regiones. Las elecciones tienen lugar por parte de miembros del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. El mismo organismo que hace dos años expulsó a los Estados Unidos de la Comisión de Derechos Humanos por primera vez desde que Washington ayudara a fundarla en 1947.

Los países latinoamericanos eligieron Cuba, Costa Rica, la República Dominicana, Guatemala, Honduras y Perú para ocupar los seis asientos vacantes. No fue necesaria la votación y los seis países fueron elegidos por aclamación. «Tener a Cuba otra vez en la Comisión de Derechos Humanos es como poner a Al Capone a cargo de la seguridad de un banco», afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.

La votación del 29 de abril también vio cómo Rusia era reelegida sin oposición para la comisión por otro plazo de tres años, a pesar de las críticas sobre su expediente de derechos humanos en Chechenia. También ganaron asientos Arabia Saudí y otros países africanos con pobres expedientes en derechos humanos.

Los «derechos» homosexuales en consideración
Un tema decisivo en el encuentro de este año era el intento de introducir el concepto de derechos homosexuales. La comisión decidió con 24 votos contra 17 posponer la consideración de este tema hasta el año próximo, informó U. N. Wire el 28 de abril.

Brasil, respaldado por muchos países europeos y Canadá, introdujo una resolución que «pedía a todos los estados que promovieran y protegieran los derechos humanos de todas las personas sea cual sea su orientación sexual», informó el Catholic Family & Human Rights Institute en su Friday Fax del 25 de abril. La propuesta también pedía al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos «que prestara atención al fenómeno de las violaciones de derechos humanos basadas en la orientación sexual».

El Friday Fax comentaba que los expertos en Derecho pro vida consideraban altamente probable que los activistas usaran la resolución como una ayuda para llevar adelante sus campañas de legalización del matrimonio homosexual y crear legislación. También se temía que pudieran servir para justificar ataques contra la Iglesia católica relacionados con temas de derecho laboral.

Vista gorda a Sudán
La reunión consideró un total de 86 resoluciones, 18 decisiones y tres declaraciones. Entre las decisiones tomadas se encuentran las siguientes, tomadas de una nota de prensa del 25 de abril de las Naciones Unidas:

— La comisión rechazó una propuesta de llevar a cabo una sesión especial para discutir el tema de la guerra en Irak. Pero adoptó una resolución condenando las graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y de las leyes humanitarias llevadas a cabo durante años por el gobierno iraquí.

— En otra resolución, la comisión solicitó al Alto Comisionado que preparase un informe sobre la cuestión de la protección de los derechos humanos a la hora de combatir el terrorismo.

— La comisión pidió al secretario general de las Naciones Unidas que designara un experto independiente para ayudar y aconsejar a la Autoridad de Transición de Afganistán sobre temas de derechos humanos.

— La comisión solicitó a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos que ampliara sus actividades en Haití, estableciendo una oficina en dicho país.

— La reunión rechazó una resolución, adoptada en años anteriores, que expresaba su preocupación sobre la situación de los derechos humanos en Sudán. También puso fin al mandato del Relator Especial de la comisión en aquel país. La comisión también rechazó los proyectos de resolución críticos con la situación de los derechos humanos en Zimbabwe y en la República de Chechenia de la Federación Rusa.

— Una resolución sobre la situación de los derechos humanos en Corea del Norte expresó profunda preocupación por los informes de «extensas, sistemáticas y graves violaciones de los derechos humanos, incluyendo torturas, ejecuciones públicas, imposición de la pena de muerte por razones políticas, la existencia de un gran número de campos de prisioneros».

— Una resolución pidió al gobierno de Myanmar que satisficiera sus obligaciones de restaurar la independencia de la judicatura y del debido proceso legal, y de tomar medidas para reformar el sistema de justicia.

— El conflicto que continúa en el Congo también atrajo la atención. Una resolución condenó las masacres que han tenido lugar en la provincia de Ituri, así como los casos de ejecuciones sumarias, torturas y detenciones arbitrarias a lo largo del país.

Las enérgicas medidas de Cuba contra la oposición política durante el encuentro de Ginebra supusieron una prueba para la comisión. La conferencia designó a un representante personal del Alto Comisionado para los Derechos Humanos para investigar la situación. Pero el encuentro rechazó una resolución de Costa Rica, respaldada por Estados Unidos y la Unión Europea, pidiendo la libertad para los disidentes que habían sido sentenciados a prisión, informó Reuters el 17 de abril. Al día siguiente Cuba afirmó que no permitiría visita alguna por parte del enviado especial nombrado por la comisión, afirmó Reuters.

«Una reunión de las más hipócritas»
La decisión de suspender la supervisión especial sobre Sudán levantó duras críticas del Washington Post. Describiendo la reunión de este año de la comisión como «seguramente una de las más hipócritas que se recuerden», un editorial del 18 de abril en el Post también criticaba la falta de acción en Zimbabwe y Chechenia. «Si la comisión va a seguir actuando contra los intereses de los débiles y perseguidos del mundo, no deberíamos prestarle más credibilidad», concluía el editorial.

Un artículo de opinión del 28 de abril en el Wall Street Journal realizado por Anne Bayefsky, profesor de ciencias políticas en la Universidad de York, Toronto, y miembro del comité que rige UN Watch, observaba que los procedimientos de la comisión están dominados por consideraciones políticas partidistas. Por ejemplo, una aplastante mayoría votó a favor de una resolución sancionando el uso de «todos los medios disponibles incluyendo la lucha armada», las bombas suicidas también, como una táctica legítima contra los israelíes.

De hecho, más de una cuarta parte de las resoluciones de la comisión en los últimos 30 años que condenan las violaciones de derechos humanos por parte de un estado han ido dirigidas a Israel. En todo este tiempo no ha habido nunca una sola resolución contra China, Siria o Arabia Saudí, observaba Bayefsky.

También se han sentido decepcionadas las organizaciones de derechos humanos. Human Rights Watch, en una nota de prensa del 25 de abril, comentaba: «Un ‘club de abusadores’ gobiernos, hostiles a los derechos humanos, ha consolidado aún más su posición». Observaba que un «poderoso grupo de gobiernos hostiles que se han unido a la comisión en los últimos años, incluyendo Argelia, Libia, Sudán, Siria y Zimb
abwe, se han unido a China, Cuba y Rusia para oponerse a algunas importantes iniciativas de otros países». El mismo día, Amnistía Internacional declaraba en una nota de prensa que «la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha fallado de nuevo a la hora de proteger a las víctimas de las violaciones de derechos humanos».

Las organizaciones también aludieron a Estados Unidos y a los países europeos por su falta de esfuerzo a la hora de conseguir resoluciones que critiquen los abusos de derechos humanos, a pesar de que tales intentos no hayan tenido éxito en los últimos años.

Las dudas sobre la eficacia de la actuación de las Naciones Unidas sobre derechos humanos reflejan la preocupación sobre el funcionamiento de la organización en general. Los nobles ideales e importantes mecanismos internacionales establecidos hace décadas están ahora corrompidos por una atrincherada burocracia y una política partidista. La renovación del espíritu original es una tarea cada vez más urgente.

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ZENIT Staff

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