La cumbre de líderes religiosos concluye con un llamamiento a la paz

«El diálogo es una medicina que cura las heridas», afirma el encuentro de Aquisgrán

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AQUISGRÁN, 10 septiembre 2003 (ZENIT.org).- El Encuentro Internacional «Hombres y Religiones» de Aquisgrán, que ha reunido a más de quinientos líderes religiosos, concluyó este martes con un llamamiento a la paz, que puede ser suscrito por Internet.

«Dios habla de paz», explica el apelo con el que concluyó el encuentro convocado por la Comunidad de San Egidio, por lo que «para los creyentes, la paz no es sólo un compromiso en el mundo, sino también un don que se debe buscar en el corazón».

«La paz está en lo más profundo de nuestras tradiciones. La paz es un nombre de Dios», añade el comunicado final.

«Nosotros, hombres y mujeres de religiones distintas, provenientes de tantas partes del mundo, nos hemos reunido en Aquisgrán para invocar de Dios el gran don de la paz, esa paz que la humanidad muchas veces no sabe darse», señala el texto.

«En el corazón de Europa, hemos contemplado las esperanzas de paz y de justicia del mundo. Nos hemos interrogado sobre nuestras responsabilidades; nos hemos encontrado con el dolor del sur del mundo, de las guerras olvidadas, de las víctimas del terror y del miedo que genera violencia, de un planeta empobrecido y violado por una explotación que lo consume todo, hasta el futuro común», recuerdan los participantes.

«El llamamiento de Aquisgrán» constata que «nos han llegado preguntas de prisioneros, de quien de niño sólo ha conocido violencia y guerras que no terminan nunca».

«Hemos sentido todo el pesimismo que viene de lo más profundo de este nuevo siglo», añaden los representantes de diferentes religiones, intelectuales, políticos….

«Han llegado hasta nosotros los gritos y las lamentaciones, a veces silenciadas, de millones de pobres sin medicinas y sin tratamientos, sin seguridad, sin libertad, sin tierra, sin agua, sin derechos humanos fundamentales».

«Hemos intentado escuchar no sólo nuestro dolor, sino también el dolor del otro. Por este motivo, hoy escogemos nuevamente, con fuerza y compromiso, la vía difícil del diálogo en un mundo que parece preferir el enfrentamiento», aseguran.

«El diálogo lleva a la paz» y «es la senda que puede salvar al mundo de la guerra». Aclara. «El diálogo no debilita la identidad de nadie, lleva a cada hombre y mujer a ver lo mejor del otro y a dar lo mejor de sí mismo».

«El diálogo es una medicina que cura las heridas», advierte el texto que fue firmado con el consenso de los presentes en la ciudad alemana.

«A quien cree que el choque de civilizaciones es inevitable decimos: liberaos de este pesimismo opresor, que crea un mundo de muros y de enemigos, donde se hace imposible vivir seguros y en paz», anima.

«A quien cree que el nombre de Dios pueda ser usado para odiar y hacer la guerra, le decimos que el nombre de Dios es paz. Las religiones no justifican nunca el odio y la violencia», insiste el llamamiento.

«El fundamentalismo es la enfermedad infantil de todas las religiones y las culturas, porque nos convierte en prisioneros de una cultura del enemigo, separa de los demás y valora más la violencia que la paz», explica.

«En Aquisgrán, hemos sentido la necesidad de una Europa capaz de ser más abierta al Espíritu», termina el llamamiento, invocando una vez más «el don de la paz que sólo Dios puede conceder».

Desde la página del encuentro (http://www.santegidio.org/en/ecumenismo/uer/2003/form_appel.htm), escogiendo el idioma deseado y el apartado de noticias, se puede firmar en línea el llamamiento por la paz, introduciendo los datos personales y el correo electrónico en un formulario preparado.

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ZENIT Staff

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