La cúpula de las FARC, detrás del asesinato de monseñor Duarte

Todo apunta a que el crimen partió de la guerrilla, según la fiscalía

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BOGOTÁ, 18 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Ocho meses de investigaciones de la fiscalía apuntan a los miembros de la cúpula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como «autores intelectuales» del asesinato de monseñor Isaías Duarte Cancino, ocurrido el 16 de marzo pasado.

Monseñor Juan Francisco Sarasti, arzobispo de Cali, ha manifestado su satisfacción por los avances de la fiscalía en el esclarecimiento del crimen.

«Me alegro que un episodio tan doloroso para la sociedad no quede impune –manifestó el prelado–, pero lamento que se compruebe una vez más que la guerrilla sería la autora de ese crimen, que como todos, los condena la Iglesia católica porque atentan contra el más sagrado derecho: el de la vida humana».

La orden de asesinar a monseñor Duarte surgió después de una reunión entre cinco comandantes guerrilleros. Así se desprende del testimonio del escolta de uno de ellos, según informó el domingo el diario colombiano El Tiempo.

En la reunión guerrillera, «Mincho» –jefe del frente 13 de las FARC, una de las más feroces columnas de la guerrilla– les habría notificado a sus compañeros que había que «callar al cura, porque estaba hablando mucho».

Según el testigo –cuyo nombre se omite por razones de seguridad–, «Mincho» dijo también a los comandantes «Alejandro», «El diablo», «Alexander» y «Diomedes» que «la orden venía del secretariado (de las FARC)».

Los fiscales consideran que esa y otras pruebas y testimonios recogidos durante ocho meses de pesquisas merecen el inicio del proceso formal contra los máximos cabecillas de las FARC como presuntos autores intelectuales del crimen.

Monseñor Duarte había criticado duramente a las FARC tras el secuestro de un sacerdote en Gigante (Huila) y habló enérgicamente del proceso de paz emprendido por el entonces presidente de Colombia, Andrés Pastrana, con las FARC.

Para el arzobispo, era un «despropósito hablar con un grupo rebelde que continuaba sus acciones violentas mientras dialoga con el Estado».

Supuestamente las FARC contrataron entonces a dos sicarios por unos 90.000 dólares. Los asesinos siguieron durante dos semanas monseñor Duarte hasta que perpetraron el crimen.

Esta versión echa por tierra la hipótesis que las propias FARC, quienes culparon del suceso a un grupo de narcotraficantes liderado por Diego Montoya.

El testigo afirmó ser miembro de las FARC desde 1997, pertenecer al grupo de seguridad del comandante «Alexander» y estar encargado de reclutar jóvenes para formar milicias.

La fiscalía ha dado credibilidad a su testimonio, entre otras razones, porque la detallada información que proporcionó sobre los implicados en el crimen ha sido comprobada por detectives del organismo investigador.

Monseñor Isaías Duarte Cancino fue asesinado a la salida de la iglesia El Buen Pastor, en el distrito de Aguablanca, en Cali, cuando acababa de celebrar el matrimonio de 104 parejas.

Su muerte conmovió al país y al mundo católico porque –a pesar de los 42 sacerdotes que han sido asesinados en los últimos 20 años–, en su calidad de arzobispo, se convirtió en el representante de mayor jerarquía de la iglesia asesinado en Colombia.

Con el expediente completo, la fiscalía ha abierto oficialmente la investigación contra la cúpula de las FARC integrada por Pedro Antonio Marín, «Tirofijo»; Jorge Briceño Suárez, «Mono Jojoy»; Luis Édgar Devia, «Raúl Reyes»; Guillermo León Sáenz, «Alfonso Cano»; Rodrigo Londoño Echeverry, «Timoleón Jiménez»; Noel Matta, «Efraín Guzmán», y Jorge Torres Victoria, «Pablo Catatumbo».

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ZENIT Staff

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