La diócesis de Roma tiene una misión universal, asegura Benedicto XVI

Los cristianos romanos “participan de la tarea del Papa”, afirma

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 5 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- La principal tarea del sucesor de Pedro es la de garantizar la universalidad de la Iglesia, alejándola de particularismos y nacionalismos, y en esta misión participa también la Iglesia de Roma junto con su Pastor. Así lo explicó el Papa en el encuentro con los párrocos romanos, el pasado 26 de febrero en el Vaticano.

En el turno de preguntas, durante el cual el Papa intercambió impresiones con los sacerdotes de su diócesis, el párroco de Santa María Reina del Mundo (en el barrio de Torrespaccata), el padre Lucio Maria Zappatore, le preguntó por el particular carisma de Roma respecto de la Iglesia universal.

Benedicto XVI explicó que el obispo de Roma «garantiza la universalidad de la Iglesia, esta trascendencia de los nacionalismos y de otras fronteras que existen en la humanidad de hoy, para ser realmente una Iglesia en la diversidad y en la riqueza de tantas culturas».

En este sentido, añadió, «la Iglesia del sucesor de Pedro debe llevar, con su obispo, este peso, esta alegría del don de su responsabilidad».

«Por tanto la Iglesia de Roma, junto con el sucesor de Pedro y como Iglesia particular suya, debe garantizar precisamente esta universalidad, esta apertura, esta responsabilidad para la trascendencia del amor, este presidir en el amor que excluye particularismos», afirmó.

Este será siempre, añadió, «el deber, pero también el privilegio, de la Iglesia de Roma, contra las modas, contra los particularismos, contra la absolutización en algunos aspectos, contra herejías que son siempre absolutizaciones de un aspecto. También el deber de garantizar la universalidad y la fidelidad a la integridad, a la riqueza de su fe, de su camino en la historia que se abre siempre al futuro.

El Papa recordó también la frase de san Ignacio de Antioquía sobre la Iglesia de Roma, que «preside en la caridad» a las Iglesias, y añadió que «junto con este testimonio de fe y de universalidad, debe naturalmente dar ejemplo de caridad».

Roma «debe ser siempre caridad, signo y causa de caridad en la apertura hacia los demás, en donarse a los demás, de esta responsabilidad hacia los necesitados, hacia los pobres, hacia los olvidados».

«Ésta es una gran responsabilidad», afirmó.

Por último indicó la importancia de que en el clero de Roma haya miembros «de todos los continentes, de todas las razas, de todas las filosofías y de todas las culturas».

«Estoy contento de que precisamente el presbiterio de Roma exprese la universalidad, en la unidad de la pequeña Iglesia local la presencia de la Iglesia universal», concluyó.

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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