La dura vida de los cristianos en Pakistán

Las leyes sobre la blasfemia, un atentado a sus derechos fundamentales

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ZENIT.org).- Las polémicas leyes paquistaníes sobre la blasfemia están otra vez en el punto de mira con la reciente sentencia de muerte dictada contra un cristiano. Anwar Kenneth fue acusado de escribir cartas el año pasado en las que aseguraba ser una encarnación de Jesucristo, informó el 18 de julio la BBC. También es acusado de realizar observaciones sacrílegas sobre el Islam. Un tribunal de mayor rango tiene todavía que ratificar la sentencia de muerte antes de que se lleve a cabo. Kenneth se declaró culpable de los cargos. Sin embargo, un activista cristiano de derechos humanos, Joseph Francis, dijo a la BBC que Kenneth tiene un historial de problemas psiquiátricos. Apenas unos días antes de la sentencia, la Alianza de Minorías de Pakistán, una asociación de grupos religiosos no musulmanes, pidió al gobierno militar que abrogara la ley de la blasfemia, introducida en 1985 por el entonces dictador militar, Zia-ul Haq, porque, afirmaban, se está usando para ajustes de cuentas personales. Tras la decisión del tribunal, el obispo Samuel Azariah de la Iglesia de Pakistán pidió la abrogación de la sentencia de muerte por blasfemia, informó la BBC el 20 de julio. La Iglesia de Pakistán se formó en 1970 por una fusión de anglicanos, luteranos, metodistas, presbiterianos y otras denominaciones del país. Azariah decía que había conocido al hombre convicto de blasfemia, y pensaba que lo que debería recibir era tratamiento médico. Cerca del 1,5% de la población de 140 millones de personas de Pakistán es cristiano, según el International Religious Freedom Report del 2001, publicado el 26 de octubre por el Buró para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo del Departamento de Estado norteamericano. Los datos vienen de las últimas cifras disponibles, el censo de 1981. Según el censo, el 95% de la población es musulmana. Otro 1,5% es hindú. La mayoría de los musulmanes del país son sunnitas. El informe del Departamento de Estado observaba que los grupos religiosos minoritarios creen que, en las cuentas del censo hechas por el gobierno, han sido rebajados sus números. Otras sentencias recientes
Otros cristianos han sufrido sentencias de muerte recientemente. Compass Direct en su boletín del 19 de julio informaba que Augustine Ashiq “Kingri” Masih fue declarado culpable el 29 de junio, por el Tribunal del Distrito de Faisalabad, del cargo de blasfemar contra el profeta Mahoma. La pena implicaba la sentencia de muerte por ahorcamiento. Masih fue encarcelado en mayo del 2000, al ser acusado de haber hecho observaciones despectivas contra Mahoma, mientras algunos musulmanes conocidos le preguntaban sobre cambiar de religión. Dos años antes, Masih se había convertido al Islam para poder casarse con una mujer musulmana. Pero nunca le permitieron casarse con ella. Más tarde, cambió oficialmente de religión, volviendo al cristianismo. Kingri Masih es el segundo cristiano sentenciado, según las polémicas leyes pakistaníes sobre la blasfemia, por los tribunales de Faisalabad en los meses pasados. El 7 de mayo, un anciano cristiano, Aslam Masih, también fue condenado por blasfemia. (Los dos no son parientes. “Masih” es una derivación de la palabra Mesías, usada como apellido familiar por muchos cristianos en Pakistán para identificarse). Fue condenado a dos penas de prisión de por vida, además de pagar una multa de 100.000 rupias (1.660 dólares). Analfabeto y a sus setenta años, Aslam Masih fue acusado en noviembre de 1998 de preparar un encantamiento con versos del Corán para colgar del cuello de un perro. El demandado, que fue golpeado duramente y nunca recibió tratamiento médico apropiado, permanece encarcelado sin fianza. El testigo estrella de la acusación negó ante la Corte que él hubiera estado presente en el incidente o dirigió queja alguna contra el anciano cristiano. Según sus abogados, la apelación a la corte suprema del enfermo Aslam Masih se espera que tarde al menos dos años más. Un informe ulterior de Compass Direct, citando estadísticas del Ministerio del Interior, hacía notar que cerca del 75% de los casos de blasfemias registrados en el país cada año, implican a ciudadanos musulmanes. Pero, a excepción de algunos casos importantes, a la mayoría de los musulmanes demandados se les concede pronto la fianza tras su detención. En contraste, normalmente se rechaza la fianza por los jueces locales a los cristianos acusados de blasfemia, justificando su encarcelación como una “protección” contra posibles ataques, mientras aguardan el juicio. Como resultado, un cristiano víctima de cargos de blasfemia pasa años en la cárcel hasta que llega el veredicto del juzgado, y más años mientras se apela su probable condena en tribunales superiores. Si resultan absueltos, la mayoría busca asilo en el extranjero para escapar de las amenazas extremistas contra sus vidas. 11 cristianos paquistaníes están ahora en prisión por cargos de blasfemia, afirmaba Compass Direct. Uno de los que están encarcelados es Ayub Masih, cuyo caso fue hecho público el 29 de mayo en una rueda de prensa del grupo International Christian Concern (ICC). Hace un año, el Tribunal Superior de Lahore confirmó la sentencia de muerte dictada contra Ayub Masih. Ahora la sentencia está apelada en la Corte Suprema de Pakistán. Ayub Masih fue arrestado el 14 de octubre de 1996. Los miembros de su familia viven con constante temor por sus vidas en medio de numerosas amenazas de los radicales musulmanes. Su madre, Bishera Bibi, expresó el año pasado su frustración a un representante de ICC: “Nuestras vidas están siempre en peligro y muchas veces hemos perdido la esperanza de ver de vuelta a nuestro hijo… Está sufriendo por un crimen que nunca cometió”. Durante su estancia en la cárcel, Ayub Masih ha sido torturado varias veces por los internos musulmanes y las autoridades carcelarias, afirmó ICC. Durante los meses de invierno a menudo le negaban una manta o un calentador.
Arrestados los atacantes de la Iglesia Una buena noticia para los cristianos ha sido el anuncio del arresto por la policía de cuatro hombres acusados del ataque del 28 de octubre, que dejó 17 cristianos muertos. Los cuatro pertenecen al grupo militante islámico prohibido Lashkar-e-Jhangvi, según un informe del 23 de julio de Reuters. Los hombres enmascarados abrieron fuego contra los miembros de una congregación reunida en la Iglesia de Santo Domingo, en la ciudad de Bahawalpur. Ha sido la peor masacre de cristianos de la historia de Pakistán. El sacerdote de la parroquia de Santo Domingo, el padre Roccus Patras, afirmó que se había encontrado con los cuatro hombres el lunes por la noche, y le habían confesado el ataque. Desde el ataque de octubre, otros servicios de la Iglesia también han sido blanco de agresiones. Una declaración del 20 de marzo de Freedom House, con base en Estados Unidos, pedía al presidente paquistaní, Pervez Musharraf, que protegiera a las minorías religiosas del país, en la estela del ataque con granadas, hecho el anterior domingo, a un a Iglesia protestante en Islamabad, la capital. En el ataque, llevado a cabo por militantes islámicos, murieron cinco personas. Este ataque sólo fue el último de una serie de asaltos. El 13 de enero una bomba dañaba una Iglesia protestante en Islamabad. Y, en abril, un grupo de musulmanes irrumpió en un servicio en una iglesia presbiteriana en Satrah, acosando a los fieles y pronunciando frases insultantes, informó ICC el 7 de abril. Los jóvenes blandían armas automáticas, que dispararon al aire. Los ojos del mundo se han dirigido recientemente a Pakistán por la guerra en Afganistán y las tensiones con India por la región de Cachemira. El destino de los cristianos de Pakistán no es menos digno de atención para quienes se preocupan de los derechos fundamentales.]] >

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ZENIT Staff

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