ROMA, miércoles, 3 septiembre 2008 (ZENIT.org).- En una carta a la diócesis de Roma, el nuevo obispo vicario del Papa para la misma, el cardenal Agostino Vallini, afronta la cuestión de la «emergencia educativa» varias veces recordada por Benedicto XVI, relanzando la urgencia de una mayor formación teológica.
Ya nada más ser nombrado, el 27 de junio, el purpurado había subrayado como su primer objetivo el de trabajar activamente «para que la Iglesia de Roma sepa educar en la esperanza, siguiendo con renovado empeño el anuncio del Evangelio de Jesús Resucitado, primicia de nuestra esperanza y cooperando en el esfuerzo de hacer más bello, más humano y más fraterno, el rostro de nuestra ciudad».
En este sentido, el purpurado alabó el importante trabajo llevado a cabo en este ámbito por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas «Ecclesia Mater», cuyo director es monseñor Giuseppe Lorizio.
El «Ecclesia Mater» es un instituto universitario, reconocido por la Congregación para la Educación Católica (1973) y por el Estado italiano (1985), creado para proporcionar formación teológica, cultural y pastoral a los fieles laicos activos en la catequesis, en la animación de grupos eclesiales y en la enseñanza de la religión católica.
El Instituto ofrece un itinerario académico, estructurado según el módulo del 3+2, gracias la adhesión de la Santa Sede al proceso de Bolonia. Concede los títulos de bachillerato trienal, para una formación teológica de base, y licenciatura magistral en Ciencias Religiosas, que es el título indispensable para la enseñanza de la religión católica en las escuelas y para la asunción de responsabilidades específicas y ministerios en la comunidad eclesial.
De tal modo, se lee en la carta, el Instituto está al servicio tanto de las parroquias como de otras agregaciones eclesiales para la preparación de personas capaces de vivir y expresar una «fe adulta y pensada».
El Instituto cuenta también con el Centro Diocesano de Teología para Laicos, que se propone, a través de sus diez escuelas distribuidas en todo el territorio de la diócesis, introducir a los laicos en el estudio de la teología y la profundización de la fe. El curso se articula en tres años, activados de manera cíclica.
«Estas escuelas -explica el purpurado- ofrecen un itinerario sistemático y bien estructurado, del que pueden beneficiarse también los catequistas y los colaboradores pastorales en los diversos ámbitos parroquiales y diocesanos».
«La actividad del Instituto -añade- está caracterizada también por una serie de iniciativas de formación y de actualización, que pueden ser del interés de todos, mantenida por un fecundo trabajo de investigación, expresado en concreto en las áreas dedicadas a las relaciones ciencia/fe y teología/ciencias humanas».
A estas, subraya el cardenal Vallini, «se añade, a partir del próximo año académico, un importante proyecto, realizado en colaboración con un grupo de docentes de la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de Tor Vergata, sobre el tema ‘Educar el pensamiento-educar la fe'».
Al subrayar la ejemplaridad de la diócesis del Papa, el cardenal observa que «Roma tiene tras de sí dos mil años de historia cristiana», pero que «muchos hombres y mujeres necesitan un nuevo anuncio».
«En la gran visión de Dios sobre el mundo -añade–, que tiene su centro en Jesucristo (cfr. Efesios, 1, 1-14), se nos ha pedido proclamar, anunciar, relanzar la Palabra de Dios a través de aquél desafío educativo que, entre las múltiples formas e instrumentos de expresión, cuenta con la formación teológica de los laicos».
«Confío en que nadie dejará de proponerla con convicción a tantas laicas y laicos, de manera que se multipliquen en nuestras comunidades los anunciadores valientes de la Palabra que salva», concluye.
Traducido del italiano por Nieves San Martín
