La esperanza de los católicos chinos: Una Jornada de la Juventud en Pekín

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SYDNEY, jueves, 17 julio 2008 (ZENIT.org).- Este miércoles fue el día de la gran «fiesta de los jóvenes asiáticos». Los más de diez mil chicos y chicas del continente que han llegado a Sydney para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) dieron vida, en la velada de este miércoles, a un concierto-fiesta en el Olimpic Park.

En el espectáculo se dieron momentos artísticos, testimonios y oraciones en inglés, mandarín y cantonés.

Dar una ojeada era especialmente sugerente, con miles de jóvenes, muchos de ellos vestidos con trajes tradicionales que ondeaban pancartas y banderas de los diversos países de origen. La fiesta de los asiáticos se inscribe en las inicitivas del Festival Juvenil y tuvo en programa también momentos de lectura y estudio de la Biblia.

«Estar aquí en Sydney –declaró a «L’Osservatore Romano» el joven Pun Ming Chi E, de 22 años, seminarista llegado de Hong Kong– nos ayuda a ver que en el mundo los católicos, aún viniendo de países tan diversos, tienen verdaderamente una sola fe y una sola Iglesia».

Hong Kong, relata, es una realidad multicultural, donde respecto a los católicos -que son de todos modos una pequeña minoría- hay respeto y está garantizada la libertad. «Pero ciertamente esta experiencia que estoy viviendo en tierra australiana -asegura- me dará una fuerza ulterior para vivir la fe en mi país».

¿Su sueño, su esperanza? «Que en Pekín -responde sonriendo- se pueda organizar antes o después una jornada mundial de la juventud. Para nosotros los católiocos sería la ocasión de celebrar libremente nuestra fe, unidos a los otros jóvenes católicos del resto del continente y de todo el planeta».

Entre los participantes en la fiesta, muchos asiáticos que ya desde hace años viven en Australia. Es una presencia consistente: sólo en Sydney se calcula que son el 3%. Son originarios de realidades muy diversas en cuanto a raíces étnicas, organización social, estructura política. Y sin embargo en la misma experiencia de fe muestran un único rostro: el de una Iglesia joven, a menudo en minoría o perseguida, pero decidida a proseguir en el camino de amistad con Dios y de solidaridad con toda la humanidad.

Especialmente significativa la presencia de los jóvenes vietnamitas. Aquí viven mil quinientos: una comunidad sólida y activa, que se ha movilizado de modo especial para dar hospitalidad a los dos mil vietnamitas que asisten en estos días a la JMJ. Se ha tratado no sólo de una obra de acogida sino también de una concreta ayuda económica para permitir a los chicos del país asiático poder llegar a Sydney.

Como testimonio de la centralidad de la realidad eclesial del continente en esta JMJ, hay que señalar también la iniciativa que implicará a casi setecientos jóvenes franceses, quienes desde Australia prolongarán su peregrinación misionera en países asiáticos como Tailandia, Hong Kong, Vietnam, Camboya, India, Indonesia y China.

<p>Traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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