La evangelización sin la caridad se queda vacía

Tercera etapa de los Ejercicios Espirituales del Papa

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, 20 febrero 2002 (ZENIT.org).- Al hacerse hombre, Cristo hizo del hombre el camino de la Iglesia, recordó el predicador de los Ejercicios Espirituales que Juan Pablo II y sus colaboradores están realizando esta semana.

Para el cardenal Cláudio Hummes, arzobispo de Sao Paulo, el acontecimiento central de la historia del hombre se resume en estas palabras «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».

De ese modo, explicó el purpurado franciscano, Cristo se desnudó de su dignidad divina para cargar el pecado y acercarse a los hombres alejados de Dios.

El hombre, camino de la Iglesia
Jesús, por tanto, se unió en cierto sentido a cada hombre –siguió constatando–. Desde entonces, el hombre se ha convertido en el camino de la Iglesia.

A la luz de esta dimensión, el predicador pontificio hizo un elocuente análisis de la situación internacional.

Para ser más claro citó la denuncia de un cardenal africano: «A los grandes del mundo de hoy no les interesan los países africanos. Quizá siguen interesándose por las riquezas minerales del subsuelo, pero no por lo que está encima del suelo, la gente africana».

«A toda esta gente la Iglesia tiene que llevar esperanza con coherencia», afirmó el cardenal. «Tiene que hacerlo de manera concreta, eficaz y con urgencia»,

«Ciertamente, el primer y más importante servicio que la Iglesia puede y debe ofrecer al hombre concreto e histórico de hoy es la evangelización –insistió el purpurado brasileño–. Esto es válido siempre, a condición de que sea lo más inculturada posible, y situada de manera concreta».

«El anuncio de la persona de Jesucristo, de su muerte, y resurrección, y de su Reino es la fuerza en que necesitamos creer con vigor –subrayó–. Esta nueva evangelización debe llevar necesariamente al ejercicio de la caridad y de la solidaridad hacia los pobres».

La elocuencia de la caridad
«Este es el segundo servicio, indispensable, que la Iglesia debe desempeñar. Y debe estimular a toda la humanidad a hacer lo mismo con los pobres y necesitados del mundo de hoy –siguió diciendo el arzobispo de una de las ciudades del mundo con mayor desigualdad social–. Sin esto, nuestra fe quedaría vacía y seríamos infieles a Jesucristo».

Como modelo de evangelización y caridad, el cardenal Hummes presentó a María, la Madre de Jesús.

La muchacha de Nazaret, constató, en primer lugar, «escucha la Palabra de Dios, la medita en su corazón, y la vive poniendo en práctica su constante «hágase en mí» («fiat», en latín)».

En segundo lugar, María es ejemplo de una caridad, que llegó a su cumbre «cuando aceptó sufrir con su hijo bajo la Cruz».

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación