La experiencia de diálogo con el islam en Siria de un obispo suizo

«El modelo de relaciones entre cristianos y musulmanes en Siria es poco conocido»

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 2 abril 2007 (ZENIT.org).- «El modelo de relaciones entre cristianos y musulmanes en Siria es poco conocido», declara a Zenit un obispo suizo, tras visitar el país de Oriente Medio.

Monseñor Pierre Bürcher, obispo auxiliar de Lausana, Ginebra y Friburgo, y presidente del Grupo de Trabajo «Islam» (GTI) de la Conferencia Episcopal Suiza, acaba de participar en una sesión interreligiosa en Siria, del 24 al 31 de marzo pasados.

Monseñor Bürcher explica los motivos por los que el grupo de trabajo «Islam» de la Conferencia Episcopal Suiza se ha reunido en Siria.

El grupo fue fundado en 2001 para promover el diálogo entre cristianos y musulmanes en ese país.

El año pasado, el grupo de trabajo se trasladó a Irán y este año ha recibido la invitación de Siria.

«El modelo de relaciones entre cristianos y musulmanes en Siria es poco conocido en Europa y Suiza. Esta es nuestra principal constatación tras nuestra estancia de una semana en este país», confiesa.

«Nuestra delegación estaba compuesta por ocho miembros del GTI. El propósito de nuestro viaje era esencialmente religioso, sin embargo hemos sido recibidos por el viceministro de Asuntos Exteriores y el ministro de Asuntos Religiosos».

«Los encuentros más importantes tuvieron lugar en Damasco y Alepo, con autoridades cristianas y musulmanas. En el actual contexto mundial, ninguna gestión de auténtico diálogo interreligioso está de más».

En cuanto a la actual situación religiosa en Siria, monseñor Bürcher declara que «las autoridades políticas sirias quieren que los miembros de las diferentes comunidades religiosas sean en principio considerados como ciudadanos sirios y no como pertenecientes a una confesión religiosa».

«Este enfoque –añade– es seguido generalmente por el conjunto de los grupos religiosos cristianos y musulmanes. Así se establece una coexistencia en la tolerancia mutua, a pesar de la desproporción entre las comunidades».

Monseñor Bürcher explica que el programa de trabajo «ha sido muy intenso».

«Nuestra delegación –añade– ha visitado tanto a altos representantes de la jerarquía religiosa como a autoridades políticas. Por ejemplo nos hemos entrevistado con el Patriarca greco-melquita católico y varios obispos de las Iglesias orientales, así como con jóvenes de otras religiones».

«Nos hemos reunido también con el Gran Mufti de la República siria y otros responsables y teólogos musulmanes. Todos han subrayado el entendimiento cordial que reina entre ellos y los miembros de sus comunidades», explica monseñor Bürcher.

A la pregunta de cómo se concreta esto en el aspecto de la libertad de religión y de culto, monseñor Bürcher responde: «Nos han explicado que el Gobierno desea una gran libertad de culto y la paz entre musulmanes y cristianos. Sin embargo, no hay que ignorar que la conversión de un musulmán a otra religión presenta problemas».

«Nuestra delegación suiza se ha reunido también con jóvenes y adultos comprometidos en el comercio y los negocios. Estos encuentros, muy ricos, han revelado una ausencia de de discriminación y una aceptación mutua sin prejuicios, aunque se podían percibir algunos límites».

El obispo suizo ha regresado del país con un recuerdo especial: «Me emocioné mucho cuando visité la mezquita de los Omeyas en Damasco. Recordé la visita, a este mismo lugar, del Papa Juan Pablo II y el impacto que suscitó en el mundo entero».

El Papa Juan Pablo II viajó a Siria en mayo de 2001, en el marco de su peregrinación jubilar tras los pasos de San Pablo. Fue acogido en la gran mezquita de los Omeyas por el Gran Mufti, y entró para orar ante la tumba de San Juan Bautista.

Monseñor Bürcher explica los efectos que, en su opinión, tendrá ese viaje en el futuro: «Muchas personas en Siria nos han dicho que aprecian mucho el hecho de que la Conferencia Episcopal Suiza haya creado un Grupo de Trabajo “Islam”».

«Nuestra estancia fue rica de enseñanzas para las relaciones entre cristianos y musulmanes. De vuelta a Suiza, queremos en consecuencia comprometernos para que el diálogo interreligioso se impregne de un mayor interés recíproco y de un mejor conocimiento mutuo, en el respeto de las diferencias. El diálogo interreligioso es hoy uno de los principales desafíos de la Iglesia, como ha recordado el Papa Benedicto XVI en varias ocasiones estas últimas semanas».

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ZENIT Staff

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