La filosofía europea dominante es contraria a la familia

François Michelin interviene en el IV Congreso Católicos y Vida Pública

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MADRID, 18 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La persona está en el origen de la economía y de la empresa: todo se hace con el hombre. De ahí que la empresa tenga en el respeto del hombre su ética, y que la comunidad familiar y la propia empresa deban ser protegidas con una política fiscal adecuada.

«La filosofía europea es contraria a la vida familiar y es necesaria una materia fiscal que la honre». Han sido dos de los temas que abordó François Michelin, cogerente de Michelín & Cía., en el IV Congreso Católicos y Vida Pública.

Además, «es necesario un salario familiar –dijo– que permita» a un miembro de la familia «que se quede en casa para cuidar» a sus hijos.

El Congreso Católicos y Vida Pública –organizado por la Fundación Universitaria San Pablo-CEU–, que concluyó este domingo en Madrid, ha tenido como objetivos en esta edición analizar, promover y canalizar la acción de los católicos en el ámbito social, político, económico y cultural a la luz de los principios actuales de la Doctrina Social de la Iglesia.

Durante su intervención, Michelin también criticó que desde los gobiernos se olvidan las empresas que ya existen, «pensando que por el hecho de que ya existen van a subsistir de por vida». Tan importante es ayudar a las empresas jóvenes como a las antiguas, sobre todo con incentivos fiscales.

«Mi abuelo era pintor y doctor en Derecho, tenía un hermano que era ingeniero…» con estas palabras, y tras contar que el primer neumático surgió de causalidad al ayudar a un ciclista inglés, y que probaron su eficacia «dejando» caer unos clavos en una carrera de bicicletas, Michelin desarrolló su ponencia centrándose en «Hombre, trabajo y empresa».

El directivo subrayó la importancia del hombre en la economía: «Para hacer un mundo mejor es la persona lo más importante. Todo se hace con el hombre, basta con escucharlos para encontrar sus dones».

Por ejemplo, «la industria del neumático fue consolidada por un pintor que supo descubrir las cualidades de los hombres, mirándoles y ayudándoles a descubrir las cualidades que realmente tenían en su interior».

Para el empresario, «la ética de una empresa es el respeto de los hombres; ello consiste en ponerlos ante un problema y extraer de ahí una solución, que después se traslada al cliente». El avance de la humanidad se debe a antiguas equivocaciones de hombres y mujeres, constató.

Asimismo, Michelin recordó que «la finalidad de una empresa es generar riqueza y permitir aumentar el poder adquisitivo y de ahorro del personal, clientes y accionistas».

Finalmente elogió precisamente a los accionistas, afirmando que «tienen el sentido del largo plazo; son los que entienden que el dinero es un servidor que se pone al servicio de la empresa».

El grupo Michelin, creado por el pintor-doctor en Derecho mencionado, produce cada día más de 844.000 neumáticos: desde el neumático de 200 gramos hasta el de 5 toneladas.

Las empresas del grupo Michelin también producen cada día más de 61.000 cámaras de aire, más de 4 millones de kilómetros de cable, 96.000 ruedas y 75.000 mapas y guías turísticas. No sólo equipan todo tipo de vehículos, sino que también son importantes sus mapas y guías, atlas y productos numéricos.

Además, las empresas Michelín cultivan 25.000 hectáreas en África (Nigeria) y en América del Sur (Brasil), para mejorar la calidad del caucho natural, aumentar los rendimientos y la longevidad de los árboles y favorecer la renovación de los bosques.

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ZENIT Staff

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