La Fundación “Centesimus Annus” indica cuál es la economía virtuosa

Se difunde en los ambientes económicos la Doctrina Social de la Iglesia

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ROMA, martes 2 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- La encíclica Caritas in veritate ha suscitado un enorme interés en la comunidad económica, financiera y laboral del mundo entero.

En particular, están llegando a Roma cada vez más preguntas para conocer y profundizar en la Doctrina Social de la Igelsia católica.

Para tener una idea de lo que está sucediendo, ZENIT ha entrevistado a Domingo Sugranyes Bickel, nuevo presidente del Consejo de Administración de la Fundación Centesimus Annus – Pro Pontifice.

Domingo Sugranyes Bickel, de nacionalidad española, nació en Friburgo (Suiza), donde se licenció en ciencias económicas y políticas. Casado, tiene 3 hijos y 7 nietos, y actualmente reside en Madrid. Antes de su nombramiento, era Vicepresidente de la Fundación.

Pertenece desde 1969 a la UNIAPAC (International Christian Union of Business Executives) de la que fue secretario general entre 1974 y 1981, y presidente desde 1997 hasta 2000, ha desempeñado varias tareas entre Londres, Barcelona, Roma, y Ginebra. Desde 1981 trabaja en Madrid para MAPFRE, primer compañía de seguros española, en la que ha tenido varios cargos, hasta llegar a vicepresidente ejecutivo en la CorporaciónMAPFRE.

Actualmente es miembro del Board de la Fundación MAPFRE y del Comité de Control del Grupo, y además miembro del Board de la Società Cattolica di Assicurazione de Verona, además de su compromiso con iniciativas como el Foro Cristianismo y Sociedad (Fundación Pablo VI, Madrid) y el Observatoire de la Finance (Ginebra).

-Doctrina Social de la Iglesia y mundo económico financiero: ¿qué caminos seguir para hacer que el Magisterio social sea cada vez más un punto de referencia para los operadores económicos?

Domingo Sugranyes: La doctrina social de la Iglesia afortunadamente no es un libro de recetas, sino una fuente de reflexión y de inspiración. Los textos del Magisterio requieren de los operadores económicos, ante todo, un esfuerzo personal de cambio en la manera de ver los objetivos y las modalidades de su propio actuar. Es una invitación que las encíclicas dirigen a los creyentes y “a todos los hombres de buena voluntad”. No existen atajos que permitan “aplicar” la doctrina social sin ese largo camino personal.

En esta línea, la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice seguirá aportando su contribución al esfuerzo de difusión y discusión indispensable para aumentar la influencia de la doctrina social en los ambientes económicos.

La palabra del Santo Padre en materia económica y social goza actualmente de una autoridad creciente porque pone de relieve incansablemente la centralidad de la persona humana y la grandeza de un trabajo participativo por el bien común, una línea de pensamiento, muy alejada de las visiones mecánicas o deterministas de la economía, que se encuentra hoy con una profunda aspiración de la sociedad y confirma las conclusiones empíricas de numerosos economistas científicos.

Por consiguiente, la respuesta a su pregunta es sencilla: hay que dar a conocer el ‘tesoro escondido’ que constituye la doctrina social de la Iglesia, y debatir sobre ello en grupos de responsables económicos para sacar de su estudio conclusiones teóricas y prácticas. Eso es lo que intenta hacer la Fundación.

-La Fundación Centesimus Annus – Pro Pontifice, con sus 500 socios presentes en una decena de países y una realidad internacional capaz de observar los fenómenos que caracterizan las dinámicas de la economá mundial: ¿cuál es la obra que la Fundación lleva a cabo para sensibilizar a los hombres de empresa?

Domingo Sugranyes: En primer lugar, vamos a intentar que el número de socios siga creciendo y que el ámbito abarcado por la Fundación se extienda a otros países.

Para convencer a personas de empresa es necesario acercarse a sus preocupaciones; la encíclica Caritas in Veritate nos ofrece en esta línea unas interesantísimas orientaciones sobre el papel ampliado de la iniciativa empresarial, que nunca ha sido mecánicamente determinada por la sola apetencia del beneficio a corto plazo (las lógicas del empresario y del inversor pasivo son bastante distintas), pero que hoy se debe enriquecer con nuevas expectativas y nuevas dimensiones del bien común, en las que pueden confluir las “leyes” del mercado y de la política con motivaciones al dono y a la gratuidad.

Para comprender en profundidad estas orientaciones y traducirlas en términos concretos de dinámica económica contamos, por un lado, con nuestros asesores espirituales y, por otro lado, con un grupo internacional de estudiosos de primera línea reunidos en un Comité Científico que preside un prestigioso economista italiano, el profesor Quadrio Curzio, Vicepresidente de la Accademia Nazionale dei Lincei. Los trabajos resultantes se dan a conocer en los Convegni internacionales de la Fundación y en numerosos actos organizados por los socios a nivel nacional o local.

-Formar las conciencias según una perspectiva cristiana es una tarea muy importante que la Fundación lleva a cabo desde su nacimiento. ¿Cuáles son los programas y los objetivos que pretende perseguir en este ámbito durante su mandato?

Domingo Sugranyes: Los socios de la Fundación asumen la obligación de formarse en la doctrina social de la Iglesia. En Italia tienen la posibilidad de hacerlo en los cursos organizados por la Fundación conjuntamente con la Pontificia Universidad del Laterano. En otros países existen otras instituciones que imparten ese tipo de formaciones y la Fundación tiene previsto establecer acuerdos con las mismas en los próximos años para constituir una red de centros de formación puestos a disposición de los socios.

Asimismo sirven para este fin las reuniones regulares de socios con los asistentes espirituales de la Fundación nombrados en los distintos países por las Conferencias episcopales. Además de la formación teórica, la Fundación persigue otro objetivo estatutario más concreto: reunir fondos para apoyar obras o instituciones elegidas por el Santo Padre o que él designe para nuestra atención. De esta forma se genera también para los socios una obligación de compromiso material.

-¿En qué otros ámbitos se orientará su acción?

Domingo Sugranyes: En la línea antes citada, por indicación expresa del Santo Padre a través del Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), Su Eminencia el Cardenal Attilio Nicora, a quien la Fundación hace referencia, vamos a intentar apoyar materialmente a otra institución vaticana, el Pontificio Instituto de Estudios Árabes y de Islamística (PISAI).

Se trata de un instituto de altísimo valor académico que prepara a laicos y religiosos destinados a conocer y comprender en profundidad el mundo árabe y el Islam. El PISAI tiene más de 100 años de existencia, es conocido y respetado también en ambientes islámicos, y se nos ha pedido que ayudemos a sus responsables a modernizar sus instalaciones y a dotar becas de estudio. Así nos acercamos también a un campo de enorme interés en el mundo actual: el diálogo inter-religioso sobre los asuntos de ética económica y social.

-El primer informe sobre la doctrina social de la Iglesia en el mundo, publicado por el Observatorio internacional Cardenal Van Thuàn, recuerda las muchas iniciativas para la difusión del Compendio de la DSC. La Fundación Centesimus Annus – Pro Pontifice nació precisamente para esto. ¿Puede explicar las iniciativas y el compromiso de la Fundación en este ámbito?

Domingo Sugranyes: Todos nuestros esfuerzos estarán orientados a dar a conocer la doctrina y a hacer reflexionar a los eminentes expertos de economía y de ética soci
al con nuestros socios, para extraer consecuencias y un compromiso renovado. ¡Pero no estamos solos! Por fortuna, hay muchas iniciativas en el mundo que trabajan en la misma dirección, y hay mucho que hacer para todos, buscando el enriqecimiento que deriva de tan variadas experiencias.

Por Costantino Coros

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ZENIT Staff

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