La herramienta que está transformando África

El padre Mose Adekambi habla sobre la Biblia como base para el cambio social

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ROMA, domingo 24 de julio de 2011 (ZENIT.org). – Muchos nigerianos pueden citar la Biblia de memoria – y no precisamente por haberse sentado con un Evangelio para que sus palabras les taladrasen la cabeza. En una población con sólo un 68% de alfabetizados, este no es el método para memorizar.

Entonces, ¿dónde aprenden la Biblia los nigerianos? En la Misa. Han escuchado la palabra de Dios proclamada en sus iglesias y la han conservado en su corazón.

En África hay hambre de la palabra de Dios, dice el padre Mose Adekambi, sacerdote diocesano de la diócesis de Porto Nuvue, en Benín.

El padre Adekambi entró en el seminario de joven con el sueño de ser un simple sacerdote diocesano.

Pero con el tiempo, y el aliento de su obispo, fue enviado a Roma para convertirse en un experto en la Biblia. Hoy, estos conocimientos y esta educación es lo que le sirve para ser director del BICAM, el Centro Bíblico para África y Madagascar.

Es responsable de promover el conocimiento de la Biblia en toda África.

El padre Adekambi ha hablado con el programa de televisión «Dios llora en la Tierra» de la Catholic Radio and Television Network (CRTN), en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada, sobre la Biblia en África – y cómo está trayendo un cambio social.

– Padre Mose, antes de comenzar a hablar de su labor en África con la promoción de la Biblia, nos puede hablar un poco de usted. ¿Cuando sintió la vocación de ser sacerdote?

Padre Adekambi: Sentí mi vocación cuanto tenía 12 años – en la escuela primaria. Como cualquier otro chico de mi edad en aquella época, quería ser muchas cosas en la vida. Quería ser médico, quería ser juez. Quería ser profesor. Quería incluso ser sacerdote porque jugaba a hacer de sacerdote como muchos chicos de mi edad.

– Sus padres tenían sus raíces en las religiones tradicionales africanas. ¿Cuál fue la reacción?

Padre Adekambi: Mis padres se hicieron católicos de adultos. Yo ya había nacido cuando mi madre se bautizó y se casó en la Iglesia. Crecí en una familia católica, porque recibí una educación católica. Un día me preguntaba qué querría ser y mi madre me dijo: «¿No sabes lo que quieres ser exactamente?» Creo que fue aquel día cuando decidí convertirme en sacerdote. Más tarde, durante el último año de la escuela primaria, tenía que decidir si ir a la escuela secundaria o entrar en el seminario menor. Escribí al primer sacerdote de Benín, que es primo de mi abuela.

– ¿El primer sacerdote de Benín es primo de su abuela?

Padre Adekambi: Sí, le escribí diciéndole, «quiero ser sacerdote como tú». Me contestó diciendo: «Este año ya es muy tarde para que entres en el seminario menor porque la lista ya está cerrada y el periodo de exámenes ya ha pasado». Como yo era un poco testarudo, fui a ver al sacerdote de la parroquia y le dije que quería entrar en el seminario y me acogió y encontró el modo de que entrara en el seminario menor. Fui luego a informar a mi abuela y le dije que quería ser sacerdote como su hermano. Así que estas son las dos figuras que están detrás de mi vocación. Mi madre, que sin querer me empujó a tomar una decisión…

– … sin querer, pero cuando tomó la decisión hubo alegría en la familia.

Padre Adekambi: En el día de mi ordenación, el 4 de agosto de 1984, di las gracias públicamente a mis padres. Y la razón es sencilla: soy el primogénito y soy hombre. Yo era consciente de que para ellos había sido un gran sacrificio, y les di las gracias porque me permitieron ser libre. Nunca dijeron: «No lo hagas». Nunca dijeron: «Hazlo». Sabía que si lo hubiera dejado probablemente habría sido una alegría para ellos, por eso les di las gracias públicamente por permitirme ser libre para seguir mi elección a pesar del dolor, que sé que soportaron.

– ¿Cuál fue el mayor desafío para su sacerdocio, para su vocación?

Padre Adekambi: La disponibilidad. Cuando decidí ser sacerdote y durante mi ordenación, utilicé el símbolo del agua de lluvia. En mi lengua tenemos un dicho: «El agua de lluvia se usa descuidadamente y luego se tira». En África utilizamos el agua del grifo y el agua de lluvia. Yo quería estar siempre disponible, como el agua de lluvia, para Dios y para mis hermanos y hermanas para satisfacer sus necesidades – sean cuales fueran. El agua de lluvia se utiliza para regar las flores, lavar los platos, para la granja, para beber, se usa para lo que quieras. Así que para mí la «disponibilidad» es un gran desafío como sacerdote – hacer lo que no quiero hacer pero que la gente quiere que haga…

– ¿Y la gente se lo pedirá?

Padre Adekambi: Exactamente, porque es donde me necesiten y como me necesiten. No es fácil renunciar a los propios deseos, entregar tu libertad a los demás para servirlos del modo que ellos quieran. Lucho por estar disponible y, al leer a los Santos Padres hay uno que me llama la atención en especial. Fue Alejandro de Jerusalén quien comparó al Espíritu Santo al agua de lluvia que se adapta a cada criatura. Decía que el agua de lluvia no es la misma para una palmera. No es la misma para el mango, sino que la lluvia siempre se adapta a cada criatura sobre la que cae. Así que esto se convirtió para mí en un segundo desafío – adaptarme a cada persona. Estoy al servicio como Pablo que decía en 1 Corintios 9: “Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella…” y sigue, pero no es fácil.

¿Por qué el énfasis en la Biblia?

Padre Adekambi: El énfasis en la Biblia se debe de hecho a que la Iglesia, sobre todo los obispos africanos, descubrieron que no hay evangelización sin la palabra de Dios. Quedó muy claro que la palabra de Dios no se conoce y que la gente tiene hambre y sed de la palabra de Dios. Por ejemplo, los misioneros nigerianos, obispos o sacerdotes, me dicen que los nigerianos pueden citar a menudo la Biblia de memoria. Tienen esta gran facilidad y amor por la palabra de Dios. Cuando se trata de África puedo llegar a decirle que estamos orientados más hacia la palabra de Dios que hacia el libro de la palabra de Dios.

– ¿Por qué?

Padre Adekambi: Precisamente porque nuestra cultura es sobre todo una cultura oral. Digamos que la mayor parte de nuestra gente no sabe leer. Si hay que esperar a que sepan leer y escribir para proclamar la Palabra de Dios – ¿cómo lo haces? ¿Hasta cuándo hay que esperar? Así que es necesario tener en cuenta este factor, la dimensión oral de nuestra cultura. Como he mencionado, la gente de Nigeria puede citar la Biblia de modo preciso por haber escuchado la palabra de Dios en las iglesias – la mayoría de ellos la retienen de memoria.

– Por esta tradición oral…

Padre Adekambi: … la tradición oral y no hay que olvidar que en el libro del Deuteronomio, la palabra de Dios se supone que se conservará en los labios y luego en el corazón.

– ¿Por qué volver a la palabra escrita? ¿Por qué volver a la Biblia?

Padre Adekambi: De alguna manera es la palabra visible de Dios, en términos de sacramentalidad, es el Libro inspirado. Es por eso que el Libro es importante, pero no hay que poner el énfasis sólo en el Libro, porque tener un significado más amplio de la Palabra de Dios es aún más útil en términos teológicos; siempre digo a la gente que el capítulo 6 es el último capítulo precedido de cinco capítulos, en lo que llamo la teología de la Palabra de Dios. Así que necesitamos una teología de la Biblia antes que un buen apostolado de la Biblia.

– África, como sabemos, tiene problemas sociales terribles como la pobreza, la guerra, etc. ¿Puede la promoción de la Biblia afrontar estos males sociales, y es esto p
arte de su labor?

Padre Adekambi: La palabra de Dios puede ayudar mucho. Tome el capítulo 4 de la Carta a los Hebreos en el que se dice que la palabra de Dios es una espada de doble filo; escudriña los pensamientos más íntimos. Si uno se abre para recibir el efecto de la palabra de Dios, las malas intenciones son desafiadas y te empuja a la conversión. Creo que nuestra postura puede estar equivocada. Hasta la fecha, cuando hablamos sobre temas sociales en África, siempre hablamos de cosas que van mal: el problema de nuestros líderes, del odio y la violencia. Lo que necesitamos es lo que yo llamo un postura objetiva; un enfoque centrado en el objeto.

– … en el corazón.

Padre Adekambi: Exactamente, y para resolver los problemas de África debemos centrarnos en los africanos, en cómo pueden cambiar sus corazones, su mentalidad. La palabra de Dios en ese sentido es maravillosa para el cambio porque nos desafía a la conversión a través de muchas generaciones. De hecho, en el 2007, el lema bíblico era: «¿Dónde está tu hermano?». ¿Estamos luchando uno contra otro? ¿Podemos volver a definir la imagen de Dios que es mi hermano? Sólo entonces aprenderemos nuestra responsabilidad hacia nuestros hermanos. Luego se puede ir al capítulo 5 de Mateo, el amor a los enemigos. Esto puede ayudarnos en África. Esta es nuestra principal preocupación. Este es nuestro taller.

Me gustaría compartir con usted lo que he visto en estos talleres en África. Cuando visité Ruanda – voy por ahí para saber qué ocurre en el país como parte de este apostolado – me dijeron: «Padre, compartir la Biblia es bueno. La Biblia nos ayuda a reconciliarnos».

– ¿Tras el genocidio?

Padre Adekambi: Y no debemos olvidarlo. De hecho, también en Sudáfrica durante el apartheid, la Biblia hizo mucho en términos de reconciliación y de ayudar a la gente a afrontar temas sociales como el apartheid, y tras el apartheid, para la reconciliación y para la reconstrucción del país.

– ¿Así que, para usted, la Biblia y la reintroducción de la palabra de Dios es una base sobre la que construir una nueva sociedad?

Padre Adekambi: Exactamente, lo creo. Estoy convencido. Esa es mi esperanza para África. Es mi esperanza. Es mi sueño. Es un sueño hecho realidad porque lo he visto en Ruanda. Lo he visto en Sudáfrica. Lo he visto en Zambia, donde tienen un programa por el que las pequeñas comunidades cristianas, a un nivel más reducido, intentan de verdad abandonar sus viejas mentalidades y, así, cambiar el mundo que les rodea escuchando la palabra de Dios y la enseñanza social de la Iglesia.

– ¿Y ponerla en práctica?

Padre Adekambi: Exacto. El significado bíblico de escuchar es poner en práctica. De lo contrario, hay que acordarse de Santiago: «Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos». Por eso, se supone que escuchamos, todos nosotros.

* * *

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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Más información en: www.ain-es.orgwww.aischile.cl

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ZENIT Staff

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