La historia de la Carta Ecuménica, una base para el diálogo

Veinticuatro compromisos hacia la armonía entre hermanos

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ROMA, 1 febrero 2001 (ZENIT.org).- La Carta Ecuménica tiene su origen en una recomendación surgida en la Asamblea Ecuménica de Graz (Austria) en 1997.

Ante las dificultades surgidas en el diálogo ecuménico, se sugería en aquella ocasión redactar un documento que contuviera los derechos y deberes ecuménicos fundamentales para de ahí deducir «una serie de directivas, reglas y criterios que puedan ayudar a las Iglesias, a sus responsables y a todos su miembros a distinguir entre proselitismo y testimonio cristiano, así como entre fundamentalismo y auténtica fidelidad a la fe y a configurar, por último, en espíritu ecuménico, las relaciones entre las Iglesias mayoritarias y las Iglesias minoritarias».

En febrero de 1998, durante el encuentro de la comisión conjunta del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas católicas (CCEE) y de la Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK), en Roma, se asumió el proyecto de redactar una Carta Ecuménica. Inmediatamente después, un grupo ecuménico se puso al trabajo de redacción.

En abril de 99, se mantuvo una reunión ampliada a 40 expertos de cuyo estudio surgió el primer borrador de la Carta. En julio del mismo año, este borrador fue enviado a todos los miembros de las dos instituciones, la CCEE y la KEK, para que hicieran sus observaciones. Este proceso duró hasta septiembre de 2000.

El segundo borrador ha sido estudiado del 26 al 29 de enero en Oporto (Portugal) por la comisión conjunta. Allí ha sido objeto de algunas modificaciones antes de recibir luz verde de todas las confesiones cristianas representadas.

Se trata de un sí definitivo. En la Asamblea Ecuménica de Estrasburgo, que se celebrará en abril con las características del encuentro de Graz, habrá una ceremonia para celebrar el acuerdo sobre la Carta Ecuménica, que será firmada por el metropolitano Jérémie, del Patriarcado Ecuménico, y el cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga, presidentes de la KEK y del CCEE respectivamente.

El valor simbólico de este festejo conjunto está en que es el primer acuerdo ecuménico del nuevo milenio en el ámbito continental europeo. Y coincidirá con la celebración común de la Pascua que, por una providencial coincidencia de los calendarios, este año todos los cristianos celebrarán el 15 de abril.

En la agenda de Estrasburgo, ocuparán un lugar importante los jóvenes. Además de 120 «representantes» enviados por las Iglesias, participarán otros 120 jóvenes de todas las confesiones cristianas europeas.

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ZENIT Staff

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